Por Antonio Garabito
Hoy asistimos a la cuarta división formal del PRD, más de un analista político entienden que, como en las ocasiones anteriores, el Partido de la “Esperanza Nacional” sufrirá una deflación en las próximas elecciones y como es un “sentimiento nacional”, luego se reorganizará y volverá a ser la fuerza política que ha sido históricamente de cara al 2020.
Los analistas que así piensan, lo hacen coincidiendo con el grupo que hoy
controla las siglas del PRD, que seguro de que no tiene posibilidad de alzarse
con el poder en el 2016, han propiciado esta cuarta división para quedarse
solos con el control del partido, creyendo que todos regresaremos en el 20,
como en el 78 y en el 94, juntos, esta vez bajo el liderazgo de los
propiciadores de la derrota del 12. Los que así piensan parecen perder de vista
tres factores importantes:
Primer Factor: EL NUMERO DE LA DISIDENCIA, es decir, la cantidad de
dirigentes que han decidido y están decidiendo dejar el PRD, a juzgar por las
encuestas publicadas en el mes de mayo la disidencia representa el 85% de la
matricula de ese partido. Ese dato encuentra base de sustentación también en el
hecho de que el presidente del partido y su comisión organizadora de la
convención excluyeron algo más del 70% de su militancia. Setenta por
ciento que no tendría ninguna motivación para seguir porque fueron sacados y si
no se les reconoce el derecho elemental de decidir quién los dirige, no hay
razón para querer ir a votar en mayo del 16 para que los que controlan las
siglas del partido se posesionen en regidurías y diputaciones de candidaturas
designadas por el presidente del partido, que es detrás de lo andan la mayoría
de los que se han quedado, seguros de que en las condiciones que van a
participar no tienen posibilidades de sindicaturas ni senadurías.
Segundo Factor: LA CALIDAD DEL LIDERAZGO SE QUEDA Y LA DEL LIDERAZGO QUE SE
VA. El liderazgo que se queda con el partido blanco tiene su mayor
representación en la persona del Ingeniero Miguel Vargas Maldonado, con una
pobre formación política, sin vocación democrática, con muy poco arraigo
popular, un político que no ha asumido la tarea de gerenciar los procesos en
los que ha participado el partido durante su gestión y los que jugaron
roles importantes en la campaña del 2010, en sus diferentes demarcaciones,
saben de lo que hablamos; ese es el mismo que carga con el descredito de haber
maniobrado para que el partido del que es presidente no ganara las pasadas
elecciones, con esas características Miguel se convierte en un gigante con pies
de barro que lo inhabilita para lograr el retorno de los que se han ido.
Del otro lado está el liderazgo que se ha ido, representado por Luis
Abinader e Hipólito Mejía. En el caso del primero, es el joven de mayor
proyección política que tiene el país en estos momentos, según los estudios de
mercado electoral que se han hecho en los últimos meses; con una solida
preparación intelectual, que le permite un gran manejo de la agenda nacional y
rodeándose de una parte de lo más granado de la intelectualidad dominicana, con
la capacidad de acercarse a la gente, identificado por importantes sectores
nacionales e internacionales como la figura alrededor de la cual debe
aglutinarse la oposición política para producir la necesaria alternabilidad en
el poder, como forma de restaurar la institucionalidad, seriamente diezmada
producto de la continuidad en el poder de un mismo partido.
Con Luis Abinader, comparte ese liderazgo Hipólito Mejía, sin lugar a dudas
el político más carismático que tiene el país, con una gran identidad de las
bases del PRD con su figura, con una montaña de experiencia política, ha sido
tres veces candidato a la presidencia y presidente del país en una ocasión por
el PRD, lo que lo convierte en un conductor efectivo de las masas perredeistas.
“La verdad no es un artículo que se compra y se vende con beneficios” Juan Bosch
0 cometarios:
Publicar un comentario