Por Welnel Darío Féliz
La patria, es el lugar en que una persona –o los padres de esta- ha nacido y se siente vinculada por razones sociales, culturales, históricas, económicas, ambientales o familiares. Es en sí mismo un sentimiento de adhesión a esos elementos y, por tanto, al espacio geográfico en donde se desarrollan. Para que pueda considerarse un lugar como una patria, implica la conciencia de sí misma, de tales elementos y, por tanto, el reconocimiento de una identidad.
La
vinculación social generalizada que crea la patria, implica que los que
comparten ese sentimiento afectivo, lo profesen más allá de la adhesión a un
territorio. Es así que la concreción del sentimiento patriótico puede ser
observado en la unidad de todos en las luchas por el bienestar común; en la
solidaridad colectiva para con un dominicano en dificultades; en la inmediata
cohesión entre individuos del país que se encuentran en cualquier lugar del
extranjero; en el respeto mutuo a los derechos de las personas; en la toma de
acciones personales, empresariales y sociales que no operen en desmedro de los
conciudadanos.
Visto
así, la patria no se crea, sino que se forja y el patriotismo no se enseña o se
inculca, sino que se practica. La patria, como la nación, se van forjando, en
la medida en que se reconocen los elementos de identidad y en colectivo se
defienden, se protegen; el patriotismo, o sea, el ejercicio de esos
sentimientos es una práctica, en la medida en que se ejecutan acciones para
lograr el bienestar común y la defensa y el desarrollo de la felicidad. Esos
elementos culturales, sociales, económicos, que conforman el sentimiento
patriótico, la identidad, deben ser concretizados y protegidos por el Estado,
cuando este existe, en un plano de igualdad. No es exclusivamente la defensa de
un territorio, ni el populismo que conlleva su invocación mediática ante
problemas coyunturales.
No
basta divulgar o promocionar patriotismo o difundir los componentes que lo
conforman, hay que crear mecanismos para que esos elementos sean percibidos y
disfrutados por todos y todas, sin discriminación, en un clima de
oportunidades.
Así,
mientras el acceso a los servicios de salud sea precario para los grupos más
empobrecidos; mientras no tengamos acceso igualitario a medicinas; mientras los
que viven allende la frontera y lejos de los centros urbanos no puedan obtener
servicios médicos eficientes, no hay patria ni patriotismo. Mientras el acceso
al agua potable sea casi un privilegio; mientras la energía, fuente de desarrollo
de vida en esta etapa contemporánea de la humanidad, continúe sin llegar lo
suficiente y costosao, no hay patriotismo.
Mientras
tengamos pueblos, como Elías Piña, con el más bajo índice de pobreza e
indigencia; mientras más de un millón de dominicanos se acuesten sin cenar o
sin comer; mientras nuestros niños estén desnutridos y con deficiencias;
mientras los productos básicos de alimentación sigan inalcanzables por sus
precios y un calidad cuestionable; mientras las riquezas y la mejor educación este
centrada en unos pocos, no tendremos patria.
Mientras
el servicio de transporte privado que traslada al público sea un caos, operando contra las
personas y provocando entaponamientos, accidentes y gastos; mientras los que
recorren nuestras calles en vehículos no respeten las leyes y los derechos de
los demás; mientras los empresarios exploten a sus conciudadanos o extranjeros,
desconociendo o tratando de desconocer derechos; mientras no hayan viviendas
dignas para todas las personas; mientras vivamos en un clima de inseguridad, no
tendremos patria ni sentimos patriotismo.
Mientras
los funcionarios públicos cometan irregularidades administrativas; mientras la
justicia opere en respuesta a la presión mediática; mientras no haya igualdad
para el acceso al empleo público; mientras existan abismos de desigualdades
para el ejercicio del derecho de elegir y ser elegido; mientras campee la
impunidad en todos los sectores de la vida nacional, no tendremos patria.
Patriotismo
no es que unos pocos, desde las urbes urbanas y lugares costosos, vestidos con
prendas caras, discursos grandilocuentes y expresiones excluyentes, lo
proclamen. No es realizar, una vez al año, reuniones públicas en cabildos,
clubes, salones de actos, o desfiles militares, dictar conferencias o llevar
una tras otra ofrendas florales al “Altar de la Patria ”. No es hacer
marchas contra la “invasión haitiana pacífica”, foros en defensa de la
soberanía y de las decisiones de tribunales del país. Esto es pura parafernalia
mediática justificadora del ejercicio de personas y entidades, quienes la
utilizar como un mecanismo que garantice presencia en los medios y los órganos
y entes del Estado, su estatus, influencia y estabilidad económica, en tanto la
asociación semántica del término patria y patriotismo se relaciona con el
propio yo, la identidad del pueblo.
Patriotismo
es lograr la inclusión social, crear oportunidades, propender a la mejoría
educativa, eliminar la indigencia y reducir la pobreza, acceso a la salud,
mejoría de la alimentación, luchar por el bienestar ciudadano, el acceso al
trabajo, la estabilidad laboral, salarios dignos, respeto por la cultura, los
derechos fundamentales de todos, por las leyes y la igualdad de todas las
dominicanas y los dominicanos. Garantizando la felicidad del pueblo se hace
patria y se practica el patriotismo.
Patria
es el lugar en que todos los dominicanos y las dominicanas gocemos de bienestar
y sintamos protección por parte del Estado. De lo contrario esta no es nuestra
patria, sino la de aquellos que gozan de ella, nos utilizan y la explotan para
su beneficio personal, para su bienestar, no el del pueblo.
“La verdad no es un artículo que se compra y se vende con beneficios” Juan Bosch
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