Peña
Gómez, Salvador Jorge Blanco, Antonio Guzmán y Jacobo Majlujta durante una
reunión en 1978 en la que se logró un acuerdo para que el PRD concurriera unido
a las elecciones de ese año.
Por Saúl Pimentel
Debería ser motivo de un profundo análisis de
sociólogos, politólogos y hasta de psicólogos el fenómeno de las discrepancias
y divisiones que, a lo largo de su historia y cuan si fuera un maleficio, ha
afectado al Partido Revolucionario Dominicano (PRD).
Hay quienes dicen que la primera diferencia se
produjo precisamente después de la fundación del partido en 1939, cuando Juan
Bosch, Enrique Cotubanamá Henríquez, Ángel Miolán, Nicolás Silfa, Juan Isidro
Jiménez Grullón, Virgilio Mainardi Reyna, Lucas Pichardo y José Manuel Santana,
entre otros no se ponían de acuerdo respecto a la fecha en que ellos debían,
una vez organizados,venir a tener presencia en el país: unos eran partidarios
de que fuera de inmediato, para combatir al dictador Rafael Leónidas Trujillo
desde dentro, y otros decían que no había condiciones para ello. Finalmente lo
hicieron el 5 de julio del 1961, luego del asesinato del tirano. Ese día
vinieron Ángel Miolán, Nicolás Silfa y Ramón A. Castillo, en misión política de
organizar el partido en todo el territorio de la República Dominicana.
Sin embargo, el maleficio de las discrepancias y
la división no tardó en manifestarse: Nicolás Silfa, uno de esos comisionados,
aceptó un cargo a Joaquín Balaguer (quien se mantenía aferrado al poder) e incluso
abogó por la permanencia de este último en el gobierno. Ello provocó que el
Partido lo expulsara deshonrosamente.
El primer gran
disentimiento
Estando ya en el país, y en los albores de la
campaña para las elecciones del 1962, se produjo en el PRD otro gigantesco y
sonoro disentimiento con motivo de la convención para elegir los candidatos a
los comicios de ese año. Bosch no aceptó el candidato a la vicepresidencia
escogido por el partido, Buenaventura Sánchez Félix, y hasta amenazó con
retirarse. Pocos días después hubo que repetir la elección, recayendo entonces
la candidatura en el médico Segundo Armando González Tamayo.
Bosch y el PRD ganaron las elecciones del 20 de
diciembre del 1962 con el 61% de los votos, pero las diferencias entre uno y
otro salieron a relucir de inmediato ya que dirigentes exigían cuotas de poder
y le ponían las cosas difíciles al presidente electo. Poco después de la toma
de posesión, el 16 de agosto, un grupo de dirigentes encabezado por Ángel
Miolán se fue a Samaná a “celebrar la victoria”; Bosch no asistió lo que fue interpretado como
un claro indicio de que las cosas no andaban bien entre uno y otros. El agua
rebosó la copa cuando Washington de Peña, una de las figuras más influyentes
del Partido, fue nombrado por Bosch embajador en África, en una aparente
maniobra del gobernante para alejar de su entorno a las “cabezas calientes”
perredeístas.
Abundaron las fricciones
A lo largo del efímero mandato de Bosch, abundaron
las fricciones entre él y los demás dirigentes del PRD, los cuales objetaban
abiertamente iniciativas del Gobierno y reclamaban cada vez mayores cuotas de
poder. Una de las fricciones grandes salió a relucir precisamente poco antes
del golpe de Estado cuando el Presidente planteó convertir los locales del partido
en todo el país en escuelas de alfabetización, a lo cual los demás líderes se
opusieron.La diferencia fue tan grande que los tres comisionados que sirvieron
de avanzada en el proceso de inserción del PRD en el país (Virgilio Mainardi
Reina, Nicolás Silfa y Ramón Castillo, al igual que la señora Thelma Frías)
abandonaron el partido y tomaron rumbos políticos diferentes. Juan Isdro
Jiménez Grullón también lo hizo poco después.
PRD no actuó ni
se pronunció contra el golpe
Aunque todo el mundo en el país sabía que sectores
de derecha conspiraban contra Bosch, el PRD no diseñó ninguna estrategia
política para impedir el golpe. Más bien, con su inacción, se sumó a esta
trama. Luego de la interrupción del orden constitucional no dijo ni “esta boca
es mía”, lo cual fue –a juicio de observadores- una muestra del grado de
disgusto que los dirigentes de este partido tenían con su propio líder y
gobernante.
Bosch se marchó del país. Años después el partido
le exigía que regresara para encabezar la lucha por el retorno a la
constitucionalidad que libraban distintos sectores así como el proceso de
reestructuración del PRD que se llevaba a cabo bajo la dirección de Virgilio
Mainardi Reina, Pablo Rafael Casimiro Castro y José Francisco Peña Gómez. Pero
Bosch no obtemperó a estos llamados, por lo cual recibió una andanada de
críticas de sus propios compañeros. No fue sino hasta casi al final de la
guerra de abril del 1965 cuando lo hizo, pero se negó a salir a hacer campaña
al interior del país bajo el alegato de que su vida corría peligro. La campaña
para las elecciones del 1966 prácticamente fue hecha por Antonio Guzmán
Fernández, quien era candidato vicepresidencial. En esas circunstancias,
Joaquín Balaguer ganó los comicios.
Lucha ideológica
A partir de entonces, hubo una gran lucha
ideológica en el seno del PRD pues Bosch enarbolaba la tesis de una “Dictadura
con Respaldo Popular” y dirigentes de este partido se oponían abierta y
públicamente a esa línea política. Bosch habló entonces de “quitar las
garrapatas al buey” (o sea, expulsar a dirigentes que, a su juicio, constituían
una retranca y estaban ligados a acciones subversivas patrocinadas por la
Izquierda) y finalmente logró este objetivo, aunque bajó un poco la guardia con
respecto a la tesis política por la que propugnaba.
Otro motivo de fricción fue la iniciativa de Bosch
y otros dirigentes para que el Partido se abstuviera de participar en las
elecciones del 1970, con lo cual otros no estaban de acuerdo. Finalmente,
también se impuso el criterio abstencionista de los primeros, y Balaguer logró
reelegirse.
A partir de entonces, los choques entre Bosch y su
propio partido fueron frecuentes y desgarradores. El liderazgo de Peña Gómez
crecía y se imponía a tal punto que afloraban las consignas de que Bosch era
“el capitán” y Peña “el timón” de la revolución. (Hay que resaltar que Peña
siempre se negó a confrontar a su maestro y mentor).
Prefirió
renunciar
Tal fue la situación, que Bosch optó por renunciar
del PRD en 1973 y fundar, junto a un grupo de selectos dirigentes que también
dimitieron, una nueva agrupación política: el Partido de la Liberación
Dominicana (PLD).
Tras una nueva abstención electoral en 1974, el
PRD entró en un proceso de recomposición conducido por Peña Gómez, aunque sin
lograr erradicar el maleficio de las discrepancias.
Las diferencias
en el PRD sin Bosch
En 1977, teniendo ante sí el telón de las
elecciones programadas para el año siguiente, hubo serias diferencias entre los
aspirantes Antonio Guzmán Fernández, Jacobo Majluta, Salvador Jorge Blanco y
Marcio Mejía Ricart, los cuales no se ponían de acuerdo para celebrar una
convención ordenada. Finalmente sólo quedaron Guzmán y Jorge Blanco. Este
último perdió la convención y denunció que fue víctima de irregularidades. Se
retiró a Santiago y, gracias a negociaciones que dirigió Peña Gómez, se superó
el impasse y aceptó la candidatura a senador por el Distrito Nacional (a pesar
de que era nativo y había vivido todo el tiempo en Santiago de los
Caballeros).Se acordó, asimismo, que Majluta fuera el candidato vicepresidencial.
El PRD logró ganar las elecciones del 16 de mayo
del 1978, pero durante el tiempo que transcurrió entre ese día y el 16 de
agosto fueron tantas las presiones de los dirigentes perredeístas al presidente
electo Antonio Guzmán, que éste prefirió (al igual como lo hizo Bosch en 1962)
distanciarse del partido. Es así como el país observó, con asombro y
suspicacia, que en su discurso de toma de posesión el hacendado santiagués
pronunció repetidamente las frases: “mi gobierno” y “el gobierno que me honro
en presidir”, dejando entrever que una cosa era él y otra el partido que lo
postuló.
Balaguer salió del poder en el 1978 aparentemente
aniquilado y apesadumbrado. Comenzaba una nueva era en la historia política
dominicana, en la que un nuevo gobierno, surgido de la voluntad popular, tenía
el respaldo de una mayoría de sectores. Curiosamente, sin embargo, la gran
oposición a éste no provino de Balaguer así como tampoco de los sectores de
derecha ni de izquierda, sino del propio Partido Revolucionario Dominicano,
cuyos dirigentes hacían presiones de todo tipo para obtener cargos y otros
beneficios del poder.
Guzmán prefirió entregar los principales puestos
del área económica a representantes del empresariado y/o de la oligarquía, lo
cual disgustó profundamente a sus compañeros de partido .Las aguas se
desbordaron en una oportunidad en que Peña Gómez fue al Palacio Nacional y
comprobó que los militares de servicio, en vez de saludarle, supuestamente lo que hacían era
bajar la cabeza o mirar hacia otro lado. El líder perredeísta pronunció un
encendido discurso por Tribuna Democrática, órgano radial del partido, en el
que anunció que no volvería a pisar el Palacio Nacional. A partir de entonces,
aunque no lo adversó, tampoco colaboró en forma abierta con el Gobierno.
Aunque era un perredeísta demostrado, Guzmán
prefirió realizar sus reuniones de estrategia semanalmente con miembros de su
equipo político, y no con los organismos directivos del PRD.
La oposición de
Jorge Blanco
En esos momentos, Jorge Blanco controlaba el
Congreso Nacional y hacía una oposición rabiosa al Gobierno. Su sector hacía
acusaciones de todo tipo a Guzmán, desde nepotismo hasta de ser ineficaz y
corrupto. Muchos dominicanos recuerdan cómo la propia hija del Presidente,
Sonia Guzmán de Fernández (a la sazón subsecretaria administrativa de la
Presidencia) y su esposo José María Hernández (secretario) eran acusados de
corruptos y de manejar a su antojo el gobierno.
Jorge Blanco terminó imponiéndose como candidato
del PRD para las elecciones del 1982, las cuales ganó con facilidad. En el
período de transición circularon rumores de supuestas pretensiones suyas de
procesar judicialmente al saliente Presidente y a sus familiares que estaban en
el gobierno. Aunque nadie sabe a ciencia cierta si estas presiones y
maledicencias influyeron en su estado de ánimo, lo cierto es que Guzmán terminó
dándose un balazo en la sien 4 de julio de 1982, estando en su oficina del
Palacio Nacional. Los propios perredeístas propalaron la versión de que la
causa del suicidio fueron las amenazas que recibía del ya presidente electo,
Salvador Jorge Blanco, y de su sector, y las “pruebas” que le mostraron sobre
hechos dolosos que supuestamente habían cometido sus parientes, desde el
Gobierno. (Esto último nunca ha sido
comprobado y a la familia Guzmán Fernández no se la observado ninguna fortuna
económica).
La oposición de
Majluta
Cuando Jorge Blanco asumió la presidencia, Jacobo
Majluta pasó a ser presidente del Senado y como tal controlaba prácticamente
todo el Congreso Nacional. Con marcadas aspiraciones presidenciales, Majluta
hizo a Jorge Blanco más oposición que el mismo Balaguer, quien entonces llevaba
más de cuatro años fuera del poder y hacía esfuerzos tímidos por retornar a él.
El Senado bloqueó numerosas iniciativas del Presidente y se tornó más feroz
lucha interna del PRD, pues por lo bajo se decía que Jorge Blanco hacía aprestos
para reelegirse o, en su defecto, postular a su esposa Asela Mera de Jorge, a
lo cual Majlujta se oponía. Aún muchos dominicanos recuerdan el mayúsculo
conflicto por un proyecto para construir la Presa de Madrigal, al norte del
Distrito Nacional, a lo cual Majluta se oponía abiertamente porque entendía que
detrás se ocultaba la intención de Jorge Blanco de obtener recursos para
financiar su repostulación.
El PRD sacó el
cuerpo
Al cabo de dos años de gobierno, en abril del
1984, los fuertes aumentos de precios ejecutados como parte de un programa de
estabilización económica aprobado por el Fondo Monetario Internacional (FMI)
dieron lugar a disturbios masivos en Santo Domingo, atizados por los
reformistas y otros sectores de derecha, con la complicidad subrepticia de
sectores del mismo Partido Revolucionario Dominicano. El hecho de que las
fuerzas de seguridad pública mataran decenas de personas en su esfuerzo por
restablecer el orden público y la forma en que Jorge Blanco manejó la
situación, obligó a Peña Gómez y al PRD a sacarle el cuerpo al mandatario y a
distanciarse subliminalmente del Gobierno, pues consideraban que éste había
manchado el historial de respeto a los derechos humanos y civiles que
caracterizaba a los perredeístas.
El tiroteo del hotel
Concorde
En noviembre de 1985 se produjo entre perredeístas
un hecho escandalosoque involucró directamente al líder del partido, José
Francisco Peña Gómez, quien hacía esfuerzos por ser postulado candidato
presidencial: ocurrió un tiroteo en el hotel Concorde que desbarató las
primarias que ellos celebraban allí y en las cuales los aspirantes eran el
líder máximo (Peña Gómez) y Jacobo Majluta. Aunque se designó una comisión
oficial para investigar este hecho, nunca fueron señalados y sancionados los culpables.
Tres meses después, mediante una negociación,
Jacobo Majluta asumió la candidatura del PRD, pero sectores dentro del mismo
partido prefirieron solapadamente hacer campaña a Balaguer con tal de que el
Presidente del Senado no ganara. Finalmente, el anciano líder reformistatriunfó
y retornó al Gobierno.
Dos nuevos
partidos
En el 1989 en medio de los preparativos de la
octava convención se produjo otra crisis en el PRD protagonizada también por
Jacobo Majluta y José Francisco Peña Gómez. La misma fue de tal magnitud que
ambos candidatos, en vista de su imposibilidad de controlar las fuerzas
internas del PRD, optaron por formar agrupaciones políticas independientes.
Peña Gómez fundó el Bloque Institucional y Jacobo Majluta el Partido
Revolucionario Independiente (PRI). Luego Peña logró quedarse con el control
del PRD pero perdió las elecciones de 1990.
Acortamiento del
mandato
En la novena convención del PRD Peña Gómez, quien
tenía ya el control absoluto del partido, fue postulado sin dificultad como
candidato presidencial para las elecciones de 1994, pero de éstas fue
proclamado ganador Joaquín Balaguer. Al igual que en oportunidades anteriores,
el PRD alegó irregularidades y acusó al Partido Reformista de haber cometido un
fraude “colosal”. Inició una campaña de denuncias a nivel nacional e
internacional y ejerció tantas presiones que obligó a Balaguer a aceptar un
acortamiento de su mandato. Surgió la propuesta de que gobernara el primero dos
años y el PRD otros dos, pero Peña Gómez prefirió que se convocara a nuevas
elecciones en el 1996, en las que él se presentó otra vez como candidato,
teniendo como rivales a Balaguer y al joven peledeísta Leonel Fernández.
En las elecciones del 16 de mayo del 1994 ninguno
de los contendientes obtuvo la mitad mas uno de los votos de los inscritos en
el registro electoral y fue necesaria una segunda vuelta. Cuando parecía que
las cosas favorecían a Peña Gómez, el viejo caudillo reformista sacó “una carta
de entre la manga” y anunció públicamente su apoyo al candidato peledeísta
Leonel Fernández, enarbolando la famosa consigna de “el camino malo está
cerrado!!”.
En el transcurso de la undécima convención del PRD
de 1999-2000 participaron Hipólito Mejía y Rafael Suberví Bonilla. Al
difundirse los primeros conteos se presentaron dificultades porque Suberví
denunció irregularidades y fraude. Finalmente aceptó la derrota y prometió
trabajar para llevar el partido al poder.
Tiroteo en la
Cámara de Diputados
El 16 de agosto 2003 los perredeístas
protagonizaron un escándalo mayúsculo en el Congreso Nacional, cuando la
juramentación del dirigente Alfredo Pacheco como presidente de este hemiciclo
concluyó en un tiroteo que fue televisado en vivo por un canal privado de
noticias. Se dice que el mismo fue provocado por miembros de la facción del
entonces presidente Hipólito Mejía, quien se oponía a que Pacheco asumiera ese
cargo.
La salida de
Hatuey
Durante los preparativos de la décimo-segunda
convención celebrada en el 2003 se produjo otra crisis debido a que Hatuey
Decamps, en su condición de presidente del partido, se oponía a los intentos
reeleccionistas del entonces presidente Hipólito Mejía. El choque entre ambos
dirigentes fue de tal magnitud, que concluyó con la expulsión del partido de De
Camps. Luego los precandidatos Milagros Ortiz Bosch, Emmanuel Esquea, Rafael
Suberví Bonilla denunciaron irregularidades y la comisión electoral suspendió
la celebración del certamen. Después el médico de Santiago Frank Joseph Thomén
inscribió su precandidatura y se enfrentó a Hipólito Mejía, quien terminó
imponiéndose, pero fue derrotado por Leonel Fernández en las elecciones del
2004.
En la décimo tercera convención del 2008 el
ingeniero Miguel Vargas no confrontó dificultad para obtener la nominación
presidencial por el PRD, tras derrotar a una coalición encabezada por la
doctora Milagros Ortiz Bosch, pero fue derrotado por Leonel Fernández.
"Sólo el PRD
divide al PRD"
Como hemos visto, tal y como lo dijo en una
oportunidad su propio líder José Francisco Peña Gómez, “sólo el PRD, divide al
PRD”, frase ésta que ha quedado perennizada, como si estuviera esculpida en una
lápida de mármol, en los anales de la política dominicana.
Las preguntas obligadas que muchos nos hacemos
son: ¿Cómo un partido como éste, sin
formación política ni disciplina y que desde sus orígenes ha tenido el germen
de los conflictos y las divisiones, se mantiene como la fuerza política más
numerosa del país?. ¿Hay en él un maleficio o un exceso de democracia interna?.
¿Qué debe hacer en las actuales circunstancias para mantenerse como opción de
poder y como uno de los pilares del sistema democrático dominicano?.
"La verdad es lo que es, y sigue siendo verdad aunque se piense al revés." Antonio Machado
0 cometarios:
Publicar un comentario