Por Werner Darío Féliz
Siempre que leo algún libro o artículo me embarga el asombro de cómo los investigadores y escritores acuden con frecuencia a una fuente documental común secundaria (otros libros y artículos), y van repitiendo, con algunas nuevas palabras, connotación y alcance, el hecho de referencia, sin aportar nada nuevo o auscultar científicamente lo que se afirma. Tal parece que nuestros pueblos no cuentan con fuentes primarias que sustenten los análisis históricos y que permitan analizar con profundidad las transformaciones sociales y económicas de la región. Esto no es así.
Lo primero a acudir, para obtener las fuentes primarias, es al archivo general de la nación. Precisamente, el archivo posee digitalizados más de 4,000 legajos referentes a Barahona, Cabral, Enriquillo, Neiba, Duvergé, Pedernales y otros pueblos, con no menos de 25,000 hojas y sin digitalizar la cantidad no es mucho menor. Esta cantera de información digitalizada abarca desde antes del año 1800 hasta 1930 y los demás documentos se acercan a la década de 1970.
En el archivo, aparecen los libros de actas de sesiones del ayuntamiento de Barahona desde 1883 hasta 1942, al igual que los copiadores de oficios (con excepción de los libros de 1900 hasta 1905, que se los comió la traza); también, están allí varios libros de resoluciones, registro de compañías y comercio de la década de 1920 y 1930. Asimismo, los copiadores de oficios de la gobernación están completos en la misma etapa, y un interesante libro sobre la junta provincial de 1925 y
Sobre Cabral, Las Damas y Enriquillo la información es menor, pero aparecen intactos libros de actas de sesiones del ayuntamiento de Enriquillo y Las Damas, así como registros de comercio de los juzgados de paz, principalmente de Cabral. En estos últimos libros, puede verse la evolución de los precios del café y del tipo de relación económica que primaba entre los productores y los especuladores.
A toda esta información documental hay que agregar las colecciones de leyes y las gacetas oficiales. En ella pueden encontrarse todos los acuerdos y contratos firmados relativos a la provincia, así como algunas discusiones, resoluciones y decisiones legislativas que dan luz sobre intrincados procesos. A esto hay que agregar, algunas informaciones registradas en los periódicos y revistas institucionales.
En los pueblos sureños la información que aparece en sus archivos no es menor. En Barahona pueden encontrarse los libros de resoluciones, los de actas de sesiones y los copiadores de oficios desde 1942 y 1945 hasta la actualidad, así como los registros de hipotecas, que están allí desde 1904. En la gobernación aparecen algunos libros copiadores de oficios y decisiones institucionales interesantes. En Cabral, los libros del ayuntamiento están archivados desde 1942 hasta el presente, incluyendo las de actas y copiadores. Asimismo, ya desde 1910 están allí los registros varios de hipotecas y otras transacciones. En Enriquillo algunos se han perdido, pero aparecen varios relativos a los últimos 40 o 50 años. Lo propio ocurre en los diferentes lugares que han existido ayuntamientos o juntas municipales.
Los archivos de los juzgados de paz son sumamente interesantes. En Barahona aparecen documentos desde comienzos de siglo XX, y en el de Cabral se conservan en muy buen estado desde
A toda esta información hay que agregar a una abundante historiografía sobre la provincia. Uno de los trabajos obligados a consultar es Barahona, de Mario Machado, publicado en 1927, así como el trabajo de Evolución Histórica de Barahona, de José A. Robert. Para observar detalles sobre la genealogía de la zona, es interesante consultar a Fundación de Barahona, de Matías Ramírez Suero y ver a Historia del Desarrollo de Barahona de Oscar López Reyes, así como a Barahona: Un Enfoque Sociológico, de Joaquín Peláez. Un importantísimo trabajo que es obligatorio estudiar es Homenaje Fotográfico a Barahona, de Pedro Vargas, y digo estudiar, no ver, porque aquellas fotografías son más que imágenes, documentos que han detenido en el tiempo el proceso evolutivo de la ciudad. Es imposible dejar de consultar el monumental trabajo de Rafael Leonidas Pérez, en todos sus libros. Vale decir, que cientos de libros mencionan de alguna forma a Barahona, principalmente José Gabriel García, en su Compendio de
Para la demografía, hay que ver a los censos publicados de 1920, 1935, 1950, 1970, 1981, 1993 y 2002, y para conocer las diferentes actividades, niveles productivos y situación social los anuarios estadísticos, desde la década de 1930 hasta 1957, así como los informes de desarrollo económico de finales del siglo XX y comienzos del XXI. Como un interesante recurso, hay que ver las variadas informaciones que han recogido los periódicos digitales sobre la provincia, que en la actualidad son muchos. Por último, y no por ello deba ser en este orden, la oralidad, bien trabajada, puede ser utilísima, principalmente para conocer procesos sociales particulares, colectivos y zonales, así como historias de vida.
Como se observa, muchas son las fuentes documentales que pueden servir para analizar los procesos sociales, políticos, económicos, ambientales y demográficos de toda la provincia. Explotémoslos, contribuyendo así al conocimiento de nuestros conciudadanos y la comprensión de nuestro presente.
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