El funcionalismo dice: “Lo que la mente contiene es menos importante que lo que hace”.
Por Noel De La Rosa.
Francesca Zeneida Gallucci, joven Norteamérica, de madre dominicana y padre italo-americano. Una niña que se atrevió. Ynmaculada Cruz Hierro, firma un artículo, en el periódico Listín Diario, que titula: “Animo, animo, animo, es la frase del momento”. En ese artículo, en su primer párrafo considera que la niña de 13 años es el hazmerreír de muchos dominicanos por la forma en que canta la bachata. Me parece que es una expresión muy fuerte, aunque intuyo que Ynmaculada no se propuso sumarse a las personas que ven en esa iniciativa la oportunidad de alegrar sus vidas. Lo dijo el gran filosofo alemán, Emmanuel Kant: “Dependemos de nuestros sentidos y estos tienden a engañarnos”. Ajustamos la realidad a nuestros intereses y vemos lo que podemos ver. Opinamos de lo que pensamos no de lo que vemos. Las redes sociales se explotan con el tema. Yo quiero ver algo más.
Si analizamos la música de “Omega El Fuerte”, “Sujeto Ora 24”, “Mozart La Para”, "El Famoso Biberón”, solo por poner algunos ejemplos modelos, nos daríamos cuenta que su lírica es un conjunto de palabras amarradas forzosamente, con un ritmo que seduce. Esa música, de estos exponentes, expresa la realidad de los pensamientos de nuestros jóvenes, que se pueden ver representados en ella. Si nos detenemos, analizamos y luego componemos esa música, sacaríamos muchas temáticas interesantes: desafío - rebeldía, promiscuidad, drogas, violencia, sexo sin consciencia, lo fácil, resentimiento, baja autoestima, egocentrismo, traición, valores antisociales, justificación de la ruptura de las normas, maltrato a la mujer, muchos más. Sin embargo han amasado fortunas meteóricamente. Reconozco en estos jóvenes su atrevimiento y el hecho de jugársela, haciendo del principio “todo o nada”.
Francesca se atrevió y se expuso. Es un riesgo de todo el que sueña con este mudo de oropel. Otro han utilizado esa técnica y se han hecho artistas inalcanzables, famosos y muy ricos. Creo que el archi-famoso Justin Bieber, empezó subiendo sus videos. Espero no ofender con la comparación, pero lo que quiero tomar es el hecho de atreverse. Quiero ver el fenómeno Franchesca como la niña que no ha desarrollado un talento, que se siente atraída por esa actividad y que se arriesgó a ser aceptada o rechaza. Eso para mí tiene un tremendo valor, más allá del morbo que puede provocar. Si las personas se gozan con el video y la interpretación, perfecto, eso también es válido, ya que cumple un propósito. Eso también es show.
Lo que más llama a la atención es la dicotomía entre la palabra que usa como estribillo (Ánimo, ánimo, ánimo), su voz, semblante y la historia del video en sentido general. O sea no hay coherencia entre estos elementos. La niña grita ánimo mientras expresa lo contrario. Las personas notan esto fácil, esto les hace ruido y se conectan con el humor. El pueblo fabrica sus chistes a partir de esos eventos, los comediantes crean rutinas y los medios hacen opinión. Esa es la realidad.
Conozco tantas personas con mucho talento, pero que no tienen el arrojo, la valentía, la disciplina, la entrega, la pasión que se necesita para alcanzar, para llegar, para vencer. A Franchesca le sobra lo que le falta a muchos, aunque le falte lo que otros tienen, pero que no utilizan. El funcionalismo dice: “Lo que la mente contiene es menos importante que lo que hace”. El que tiene mucha valentía y poco talento llega más fácil que aquel que tiene mucho talento y poca disposición y valentía. No importa cuánto talento tienes, lo que importa es lo que haces con el poco que tienes.
Me permito ver a esta niña como una expresión de valentía y un modelo de atrevimiento que muchos jóvenes deben poseer. De paso podemos asumir esa palabra, que siempre ha estado ahí, pero que no aplicamos: Ánimo, ánimo, ánimo.
Si Francesca se dispone lo puede lograr, por lo menos ya es famosa, aunque no sé si exitosa. Los ejemplos sobran. El que no tiene talento para una actividad tendrá que esforzarse más. En lo que el reconocimiento del público le llega que maneje esas reacciones de los críticos. Su familia no puede dejar que la derrumben. Debe darle apoyo con realidad, con madurez.
Más que quererlo es intentarlo, más que intentarlo es hacerlo. Los juicios y el escrutinio del público siempre estarán.
PD: El autor es piscólogo, catedrático universitario de la UASD y consultor de empresas.
“La verdad no es un artículo que se compra y se vende con beneficios” Juan Bosch
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