El primer año de Danilo Medina.

El presidente de República Dominicana, Danilo Medina, el pasado 10 de septiembre de 2012, anunciando de manera oficial el Plan Nacional de Alfabetización con el objetivo de atender a más de 700 mil iletrados, en Santo Domingo. EFE/Orlando Barría

Por Felipe Vallejos Mellado.

Este viernes 16 de agosto se cumple el primer año del Gobierno de Danilo Medina, presidente de la República Dominicana, que comenzó con una reforma fiscal con amplio rechazo, pero que finaliza con una popularidad por sobre el 80% de aceptación, fórmula exitosa que incluye sencillez, cercanía y un discurso apegado a la austeridad.

En términos generales, el país no ha cambiado el rumbo de años pasados cuando gobernaba Leonel Fernández. El desempleo, la inseguridad y los incesantes apagones merman la actividad económica nacional.

Pero el cambio de aire que ha impreso Danilo Medina desde que subió al poder le ha otorgado una renovación de imagen a los gobiernos del PLD, que ya cumple nueve años consecutivos, y que comenzaron de mala forma para Medina tras el déficit fiscal que encontró y la consecuente reforma.

Las visitas sorpresa a diversos pueblos, un nuevo acuerdo con Barrick, el discurso de austeridad, la transparencia de los contratos del Estado y la aprobación del 4% del PIB para la educación pre universitaria, le han permitido a Danilo Medina gozar de una popularidad que supera el 80% – sobre el 90% para los más optimistas- relegando, eso sí, el aparato gubernamental, que se ha visto afectado por los cuestionamientos a su proceder en distintos casos, como el bullado escándalo de Bahía de las Águilas.

Mientras baja la aprobación al gobierno en general, sube la popularidad del presidente, un modelo de buenos resultados hasta ahora, pero con serios riesgos a futuro dado que compromete la credibilidad de quienes rodean al presidente e influyen en sus decisiones.

En un país donde el sistema presidencialista es el protagonista, Medina ha sabido leer a la perfección cuándo, cómo y dónde actuar, transformando su imagen hacia un liderazgo de solidez, de un estadista que no piensa en la reelección sino en hacer lo mejor posible en sus cuatro años.

Danilo Medina es de esos políticos que no son buenos candidatos, pero que superan con creces las expectativas como presidente. En estos primeros 365 días, la prueba ha sido superada, pero quedan tres años de gestión, con la vara más alta, sin el factor sorpresa y con la exigencia de ver resultados palpables de progreso y bienestar.
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