Tomás Sánchez: Una gestión de soluciones y percepciones.

Tomás Sánchez, La Bujía, llegó a la Alcaldía de Cabral con un pueblo politicamente dividido y altas expectativas sobre sus hombros.

Por Yassir Féliz.

No tengo la menor de las dudas en que Tomás Sánchez ha sido, a pesar de su corto tiempo de gestión, el alcalde más prolífico a nivel de obras físicas que ha tenido nuestro municipio de Cabral. 

Tomás, que llegó a la Alcaldía de nuestro pueblo hace menos de 3 años, ha logrado realizar y/o gestionar soluciones que una vez fueron sueños para las mentes más aventajadas de nuestro pueblo; sin embargo, cada vez que me reúno, feibucéo o chateo con cabraleños, prima de manera generalizada la tesis de que el actual alcalde ha sido un fiasco para la comunidad. 

Producto de esa percepción negativa que la gente tiene y que contrasta con sus ejecutorias, me he y he preguntado en reiteradas ocasiones ¿Qué cosas motivan a pensar a la gente a percibir de manera negativa la gestión municipal que encabeza Tomás Sánchez?..... y la respuesta es siempre la misma: “Tomás no escucha. Tomás no se apea de una yipeta. Tomás solo quiere vivir en la capital. Tomás no camina los barrios. Tomás no recibe a nadie”. 

Independientemente de las razones y los por qué de cada respuesta y opinión, creo que al alcalde Tomás Sánchez le urge hacer una autorreflexión que lo lleve a analizar de manera profunda esta contradicción tan inaudita entre una gestión exitosa y una percepción desastroza. 

La actual Alcaldía de Cabral lleva ya 33 meses de gestión productiva, y aún con cosas inconclusas y no iniciadas, que no debe dejar tirar por el suelo, a nivel de percepción, solo porque el alcalde no haga un reencuentro íntimo con el candidato que enamoró a toda una sociedad por sus ideas y accesibilidad.

Estamos casi a mitad de gestión y los meses pasan más rápido de lo que a veces uno piensa, y Tomás Sánchez debe hacer todo lo posible por mejorar la calidad de su imagen ante la sociedad. Aún está a tiempo y no debe dejar que el timing se convierta en su nuevo peor enemigo.

Nuestro alcalde necesita un reencuentro con La Bujía se impuso con su apertura y carisma ante el poder político, el dinero y la opresión.

Un amigo me dijo hace unos días algo que no deja de ser cierto: “Hoy por hoy, el peor enemigo del alcalde se llama Tomás Sánchez y su mejor amigo se llama La Bujía”. 

Aún hay tiempo de enmendar los errores y reconocer que ciertos caminos, por más bonitos que sean, conllevan al fracaso. ¡El sabio puede cambiar rumbo, pero el necio insiste en su fracaso!

“La verdad no es un artículo que se compra y se vende con beneficios” Juan Bosch