Ahmed fue una de las pocas personas que frecuentaba su vivienda para jugar con los hijos del terrorista de Al Qaeda
El líder de Al Qaeda y terrorista más buscado del mundo, Osama Bin Laden, vivía en la localidad pakistaní de Abbotabad, un lugar tranquilo donde tenía como vecinos a jubilados y militares, entre los que pasaba desapercibido.
El imaginario popular había situado al terrorista más buscado del planeta en una cueva alejada de cualquier contacto con la civilización. Pero, por contra, su vivienda era una mansión tipo búnker, valorada en un millón de dólares, que tenía dos puertas, tres pisos, pocas ventanas al exterior y terrazas con muros de dos metros de altura, que ocultaban los paseos de Osama.
Nadie imaginaba la verdadera identidad del dueño de la mansión de tres pisos, valorada en un millón de dólares que había en la localidad, ya que apenas se relacionaba con el exterior y eran pocos los que accedían a ella.
Uno de los pocos que frecuentó su vivienda fue Ahmed, un niño de 12 años que entraba a jugar con tres de los hijos de Bin Laden, dos chicos y una chica, que le regalaron dos conejos con los que jugar. El pequeño asegura que Bin Laden vivía además de con sus hijos, con dos esposas, una árabe y la otra urdu, y que tenían cámaras de vigilancia para controlar los accesos.
"Siempre digo la verdad, incluso cuando hablo mentiras"
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