El empate de Monyé.

Un día de diciembre cuyo año no recuerdo y en medio una soleada y bella tarde dominguera, en el parque Los Trinitarios de Cabral, se suscitó una situación típica y pintoresca en la historia y diario vivir de la gente de Rincón de Ají, la cual es digna de contar y mantener en la memoria, para que así podamos entender la forma y los genios que tenemos al lado y que no conocemos o valoramos.

Ese dia y desde tempranas horas de la mañana, unos de jóvenes participaban en un juego de Tablero (Damas) que tanto gusta en nuestro pueblo. Los jóvenes y algunos adultos habían pasado el día entero jugando y todo un público atento a cada jugada y a quien ganara y a quien perdía cada mano.

Un señor de mas o menos 40 años de edad, del cual no recuerdo el nombre pero si se que era del Pueblo Arriba pero vivía en Santo Domingo, y quien contaba con condiciones y habilidades supra-humanas para el juego, entró a eso de la 1:00pm y acabó con todo aquel que se le ponía de frente… no había nadie que lo parara. Ya eran la 5pm y al parecer se iba a ir invito esa tarde.

Como era un domingo en la tarde, Ramón Olivero, mejor conocido como Monyé, era paseado en el parque en su silla de ruedas por su nieto-hijo llamado Chububa. Monyé quien no tenia un peso arriba y como siempre tenia unas ganas enormes de fumarse una cajetilla de cigarrillo Crema y tomarse una botella de Brugal Carta Dorara, había ya pasado varias veces por el lugar viendo como el señor destrozaba a todos los jugadores y a la vez lo escuchaba diciendo de manera satírica y aspaventosa “Cabral no tiene jugadores que me ganen, vengan a apostar conmigo lo que le de la gana… ¡¡¡doy 1000 a 5 al que me gane o le regalo lo que me pida al que empate una mano conmigo. Yo soy el mejor de Azua pa’ca!!!”.

Monyé escuchó en esas palabras la sal de su sancocho, la carne de su arroz, es decir, su oportunidad de jugar una mano de algo que le gustaba y sabía hacer bien, además de tener la oportunidad de saciar el deseo que tenia de romo y cigarros.

Zeñor, he pazado variaz veze por aquí y lo he visto ganá y ganá y ata burlaze de lo cabraleño, y no veo a nadie con condizione de ganarle o de empatar con uté” le dijo Monyé.

Asi es mi Monyé, yo le estoy dando 1000 a cinco al que me gane y me atrevo a regalarle algo al que empate conmigo” dijo el Señor.

Monyé le dice de nuevo: “Zi e azí le azeto el reto, pero quiero que hagamo algo adelante, compreze una cajetilla de zigarrillo Crema y un Brugal Carta Dorada pa i bebiéndomelo durante el juego, y que como ze que le voy a ganá, uté ze lo decuenta de lo 1000 pezo. Que dize uté?”

El señor le responde “Claro mi hermano, no creo que usted logre ni ganarme, pues yo no tengo contrincante aquí, pero vamos a hacer algo, si usted empata conmigo le voy a regalar el pote y los zigarrillos, pero si le gano usted me compra un cerveza y me paga lo mil peso que estamos apostando” a lo que Monyé responde “Pa’lante”….. dando el “pa’lante” inicio a la partida de tablero cuando el reloj marcaba la 5:15pm.

Mostrando gran sapiencia, tácticas geniales y estrategias de las que solo están dotados los Dioses griegos, el señor comenzó llevando la delantera en el juego haciéndole la muy conocida “rosita”… de ahí en adelante la historia fue la misma ya que solo se escuchaba decir al señor “como aquí, como allí.. dama aquí, dama alli… y Monyé sudando pero callado y tranquilo.

Me como esta fila, me como la otra….” Decía el señor, mientras Monyé expelía una paz y una tranquilidad burlona.

Pero como todo, llegó el momento que atrapa el sentido de esta historia. El señor tenia 26 fichas de 30 y Monyé solo tenia 5 fichas, es decir, Monyé estaba perdido… al menos eso pensábamos el señor y los que estábamos viendo el juego. Sin embargo todos quedamos atónitos y estupefactos cuando Monyé dijo lo siguiente: “Bueno maetro, ete brugal y lo zigarrillo lo paga uté, porque aunque uté no lo crea eta mano ta EMPATE”.

Todos nos miramos a los ojos sorprendidos por la “locura” que Monyé habia dicho, pero el mas sorprendido fue el señor que le expresó lo siguiente: “¿Cooomo?, Monyé, usted está medio loco, ¿como es que usted dice que está empate?, ¿usted no ve que yo tengo 26 fichas y usted solo tiene 6?, si usted me empata esta le regalo el romo, los cigarrillos y 100 pesos”.

Cuando Monyé escuchó eso vio la gloria y se rió a carcajadas…. y le repitió al señor lo siguiente: “Maetro, ute tiene razon, yo zolo tengo 5 ficha y ute 26 incluida 9 dama, pero yo no zoy mentirozo. Yo le dije que ete juego ta empate” a lo que el señor le respondió “Bueno viejo Mon, si está empate espero que en este mismo momento usted me diga como, porque en verdad yo lo tengo a usted a punta de jaque mate”.

Bueno mi querido, ze lo eplico de la manera ma fazil, pero pelmitame primero preguntar que hora e…¿Mazimito (asi me decía a mi), tu ere el único que tiene reló aquí, dame la hora?” a lo que rápidamente contesté son las 5 y 42”…. y Monyé dijo lo siguiente: Eta mano ta empate… me quedan 5 ficha. La primera la muevo a la 9 de la noche, la zegunda la muevo a la 2 de la mañana, la terzera la muevo a la 7 de la mañana, la cuarta la muevo a la 12 del medio día y la quinta a la 5 y 42 de la tarde de mañana…….. ¿Ta empate o no ta empate maetro?”

Las carcajadas y risas que dió ese comentario hicieron que casi nos de un infarto por la hábil ocurrencia de Monyé. En definitiva, al señor no le quedó de otra que admitir el empate, pagar el romo, los cigarrillos y para colmo también tuvo que darle los 100 pesos prometidos a Monyé.

Años después, en su casa de Batey Paja, le pregunté sobre lo que pasó esa tarde decembrina y Monyé me contesto: “Mazimito, Mazimito, EN LO MOMENTO DE PREZIÓN EL INGENIO Y LA HABILIDÁ ZON MA IMPORTANTE QUE LA INTELIGENZIA

"Siempre digo la verdad, incluso cuando hablo mentiras"

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