ANECDOTAS CABRALENAS VIII
Decía un viejo Cabraleño que "el hombre desleal y el traicionero no solo debe morir, sino que nunca debe nacer!"
Se cuenta la anécdota de Kirry y Budá, dos valientes jóvenes del pueblo de Cabral, amigos de infancia, de parranda y de mil batallas. Siempre fueron vistos a dúo compartiendo cortes de Brugal y Triculi; como uña y mugre pululaban por las calles y barrios de Cabral.
Estos mozalbetes se habían jurado amistad y lealtad eterna. Ambos confesaban que el primero que llegara a ser alguien con dinero en la vida, ayudaría al otro. Delante de todo el mundo juraban que se defenderían uno a otro y que nunca se traicionarían.
Desde niños tenían el plan de irse en busca del éxito a Norteamérica, y profesaban que si uno de ellos llegaba ayudaría al otro.
En los años 90’s, Consiguieron un contacto en el puerto de Haina, y lograron subir de polizones en dos contenedores de un barco carguero que se dirigía al puerto de Fort Lauderdale en Miami. Durante varios días aguantaron el calor, el hambre y la sed en las aguas del Caribe y Atlántico; en esa travesía soportaron como verdaderos guapos cabralenses las inclemencias del mar.
Al llegar el barco a las costas de Miami, y anclar en el muelle, todo estaba listo para que ambos polizones llegaran a tierra; había sido un plan exitoso, estaban a un paso de materializar sus sueños de pisar territorio gringo; un ataque de estornudos impactó sorpresivamente a Kirri, un guardia costero escuchó fuera del contenedor y lo atrapó. Este a su vez produjo uno de los actos de deslealtad más fuertes de la historia cabraleña y sin pelos en la lengua cuando lo llevaban detenido, se paró en el otro contenedor y dijo en voz alta: Buda Vámonos que nos encontraron!!!
Elmer González.
El Patriota Sin Miedo!
"Siempre digo la verdad, incluso cuando hablo mentiras"
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