La evaluación es un proceso obligado que realizan las personas, las empresas e instituciones y hasta la naturaleza, después de un evento, acontecimiento o final de una meta establecida sea que esta se cumpla o no. Sirve para verificar el comportamiento de nuestros planes y compararlos con los resultados y sirve además para producir nuevos planteamientos y directrices hacia nuevas metas en el futuro inmediato y cercano.
Renunciar a esta parte inteligente del desarrollo de cualquier acción es no aprovechar las experiencias vividas ni los principios dialecticos que la propia vida natural aconseja.
Divagar entre conjeturas y apreciaciones unilaterales y ciclopes, solo da un prisma de la realidad vivida y una perspectiva incompleta de cuanto se hizo o dejo de hacer, de cuanto se aplico o no de los planes y estrategias y del comportamiento en general de las personas participantes en el proceso.
Existen máximas filosóficas que aconsejan respecto de la importancia y de la constancia que se necesita de las evaluaciones, CAER, LEVANTARNOS, VOLVER A CAER Y LEVANTARNOS SIEMPRE, HASTA LOGRAR LOS OBJETIVOS FINALES.
El aprendizaje que obtenemos de lo pasado es la experiencia y al obtenerla logramos evitar la repetición de los mismo errores, si no analizamos los hechos, no obtenemos las informaciones de como corregir y mejorar el desempeño.
No hay plan perfecto, no hay estrategias absolutas que conduzcan al éxito deseado, cada proceder obedece a intereses, particulares y comunes que interactúan en un mismo proceso y que cada uno espera obtener los mejores resultados posibles para sus planes particulares o de grupos, si lo podemos logra hacer coincidir lo uno con lo otro concluirá en el éxito de esa coyuntura y ella al ser evaluada nos proyectara al siguiente eslabón de propósitos en los que necesariamente no tiene que darse las mismas coincidencias y tampoco obedecerán a los mismos intereses.
El ser humano se analiza y se evalúa y proyecta sus nuevos planes a la luz de los intereses futuros que pretende lograr.
El tren recorre un punto de origen y termina en un destino pre establecido y eso se cumplirá si cada estación recorrida cumple las previsiones individuales y características de cada punto intermedio.
Las evaluaciones no son cacerías de brujas para encontrar culpables o responsables, son análisis que permiten corregir lo que está mal, mejorar lo que se hizo bien para lograr lo que nadie había logrado antes.
Ante un hecho consumado proceden las evaluaciones y los nuevos planes fundamentados en lo que queremos lograr.
Renunciar a esta parte inteligente del desarrollo de cualquier acción es no aprovechar las experiencias vividas ni los principios dialecticos que la propia vida natural aconseja.
Divagar entre conjeturas y apreciaciones unilaterales y ciclopes, solo da un prisma de la realidad vivida y una perspectiva incompleta de cuanto se hizo o dejo de hacer, de cuanto se aplico o no de los planes y estrategias y del comportamiento en general de las personas participantes en el proceso.
Existen máximas filosóficas que aconsejan respecto de la importancia y de la constancia que se necesita de las evaluaciones, CAER, LEVANTARNOS, VOLVER A CAER Y LEVANTARNOS SIEMPRE, HASTA LOGRAR LOS OBJETIVOS FINALES.
El aprendizaje que obtenemos de lo pasado es la experiencia y al obtenerla logramos evitar la repetición de los mismo errores, si no analizamos los hechos, no obtenemos las informaciones de como corregir y mejorar el desempeño.
No hay plan perfecto, no hay estrategias absolutas que conduzcan al éxito deseado, cada proceder obedece a intereses, particulares y comunes que interactúan en un mismo proceso y que cada uno espera obtener los mejores resultados posibles para sus planes particulares o de grupos, si lo podemos logra hacer coincidir lo uno con lo otro concluirá en el éxito de esa coyuntura y ella al ser evaluada nos proyectara al siguiente eslabón de propósitos en los que necesariamente no tiene que darse las mismas coincidencias y tampoco obedecerán a los mismos intereses.
El ser humano se analiza y se evalúa y proyecta sus nuevos planes a la luz de los intereses futuros que pretende lograr.
El tren recorre un punto de origen y termina en un destino pre establecido y eso se cumplirá si cada estación recorrida cumple las previsiones individuales y características de cada punto intermedio.
Las evaluaciones no son cacerías de brujas para encontrar culpables o responsables, son análisis que permiten corregir lo que está mal, mejorar lo que se hizo bien para lograr lo que nadie había logrado antes.
Ante un hecho consumado proceden las evaluaciones y los nuevos planes fundamentados en lo que queremos lograr.
"La verdad es lo que es, y sigue siendo verdad aunque se piense al revés." Antonio Machado
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