EL CICLÓN DE SAN ZENÓN DE 1930 Y LA SOLIDARIDAD BARAHONERA


Por Virgilio Gautreaux

El ciclón de San Zenón arrasó la ciudad capital en horas de la tarde del 3 de Septiembre del 1930. El tirano Trujillo tenía apenas 20 días en el poder, luego de “ganar” unas elecciones donde sus rivales se retiraron de los comicios, luego de una campaña represiva y criminal en todo el país impulsada por Trujillo y el ejército. Una Junta Central Electoral dócil, validó la trama.

El número de víctimas causadas por el huracán se elevó a 4, 000 muertos. La cantidad de heridos se estimó casi en 20 mil. Un número elevado de edificaciones de madera y concreto, también fueron arrasadas por el fenómeno.

Gran cantidad de las víctimas perecieron por residir en viejas casas de madera y vetustas edificaciones de mampostería. Se atribuye otra causa de muerte masiva de ciudadanos a que durante el paso del “ojo” del ciclón, mucha gente salió de sus improvisados refugios a rescatar heridos y a observar los daños experimentados.

Cuando retornó la calma, la capital de la República estaba sumida en el desastre. La población estaba en estado de shock ante la magnitud de la tragedia. Habían colapsado puentes, calles, redes eléctricas y telefónicas, el suministro de agua potable y el sistema de alcantarillado. Los hospitales y otros centros médicos estaban desbordados.

El elevado número de fallecidos superó ampliamente el proceso de identificación de víctimas, que a su vez entorpecía la tarea de rescatar los heridos sepultados bajo los escombros. Se procedió entonces a acumular los cadáveres en la Plaza Colombina-hoy Parque Eugenio María de Hostos-donde por su elevado número las autoridades sanitarias recomendaron su incineración.

En el lugar de la cremación, se levantó un monumento en recordación de las víctimas, el cual se convirtió en una especie de santuario donde todos los años se realizaban actos de recordación de la tragedia.

El temporal dejó miles de personas sin hogar, de los cuales una parte se ubicó en casuchas levantadas con la madera dispersa, mientras que otros fueron alojados en casas de campaña facilitadas por naciones amigas. El país recibió una amplia solidaridad del exterior, de la Cruz Roja internacional y de otros organismos de socorro. Por vía marítima y aérea llegó todo tipo de ayuda. Puerto Rico estuvo muy activo, pues el año anterior había recibido gran ayuda dominicana cuando Borinquen fue azotada por un terrible huracán. Cuba, Venezuela, Estados Unidos, España, Inglaterra y Holanda, también prestaron valiosa ayuda.

Al día siguiente de la tragedia, el primer aeroplano que llegó a Santo Domingo fue un anfibio marca Sikorsky de dos motores, propiedad de la Pan American Airways, procedente de San Juan de Puerto Rico. A esta nave le correspondió avisar al mundo mientras sobrevolaba la ciudad, la magnitud de la catástrofe, utilizando su potente radio. A los pocos días-conforme a una crónica del Listín diario-unos 50 aviones de diferentes marcas y tamaño, habían arribado al país trayendo medicamentos, ropas y alimentos.

El terrible temporal asoló la estructura productiva de la capital y comunidades vecinas. El Listín Diario del 16 de Octubre informa de manera lacónica y un poco burlesca, la destrucción de numerosas embarcaciones. El reportaje detalla el hundimiento de 10 balandros, 7 goletas, 6 remolcadores, y la Draga Ozama. También se fueron a pique todas las lanchas medianas y pequeñas que se utilizaban para el trasbordo de mercancías y personas. Con este saldo destructivo, sigue la nota, “se perdieron los mejores buques de nuestra raquítica marina mercante”, lo que constituía una verdadera desgracia.

Esta terrible tragedia puso de manifiesto la gran solidaridad de Latinoamérica y el Caribe. Por todo el continente se formaron comités de ayuda al pueblo dominicano. De muchas naciones de otros continentes se recibieron valiosa colaboración. En nuestro país, hasta en los rincones más remotos se formaron grupos de ayuda.

El colosal ciclón fue filmado por el dominicano Tuto Báez. La película fue exhibida en el Cine Capitolio donde se observaron desgarradoras escenas durante y después del fenómeno. También se presentaron vistas de la ciudad meses antes del desastre, para fines de comparación. El producto de las taquillas era dispuso Tuto que fuera para auxiliar los damnificados. Esta película fue distribuida a nivel internacional por la empresa Paramount. La cinta fue presentada a los pocos días en el Cine Unión de Barahona.

The New York Times en una información de fecha 11 de Septiembre de 1930 cita que el comandante de los Marines ubicados en Puerto Príncipe estimaba los muertos en 2,700, en 8,000 los heridos y los que padecían gangrena en unas mil personas. El Coronel Curtis estimaba las pérdidas a la propiedad, en 25 millones de dólares. Según la crónica el problema principal era retirar los escombros, restaurar el servicio de electricidad y ampliar la red del tendido eléctrico. La revista TIME en un reportaje de fecha 22 de Septiembre de ese año, presenta una información similar.

Pedro Albizu Campos el insigne patriota puertorriqueño, gran hermano de los dominicanos, tan pronto supo lo acontecido, inició una campaña de ayuda a favor de esta nación que amaba tanto como su patria y donde tenía tantos amigos. El Sr Colón Echavarría en una hermosa nota escrita en el Listín Diario de fecha 15 de Octubre, derrocha elogios al apóstol de la libertad puertorriqueña por tan bello gesto.

Una excelente descripción sobre la trayectoria del ciclón la realiza en su Portal, Antonio Cocco Quezada-Meteorólogo e investigador-a partir de su amplia experiencia en este campo. Cocco también cita un reporte elaborado por el Vapor COAMO, el cual estuvo en la misma trayectoria del meteoro.

En los días previos a la llegada del vendaval, se había realizado en el país una febril actividad, para montar el Primer Congreso de Estudiantes Normalistas, cuya sede sería la ciudad capital. Este evento se iniciaría precisamente en los primeros días del mes de septiembre de 1930. Por fortuna, debido a factores de organización, el evento que concentraría delegaciones juveniles de todo el país, fue pospuesto. Ese hecho fortuito, impidió que hubieran víctimas de todo nuestras provincias. El Coordinador General del cónclave era el joven Carlos Rafael Goico Morales.

Barahona solidaria

Los jóvenes normalistas barahoneros durante todo el mes de agosto del citado año se pusieron en acción para enviar una delegación a dicho Congreso, para lo cual lograron el apoyo del Ayuntamiento local, el cual les asignó una suma para cubrir los gastos de transporte y viáticos de estadía.

Un avión anfibio brasileño procedente de Puerto Rico aterrizó por equivocación en el puerto de Barahona el jueves 4. Al pasar la aeronave sobre la capital, la observó envuelta en nubes y nadie respondía la radio. Sin embargo, el piloto al no percatarse de los daños, no informó nada.

En Barahona-por no existir buena comunicación terrestre-se vino a saber sobre la magnitud de la tragedia a los 4 días. Se supo el día sábado 6 de septiembre en horas de la mañana, cuando se recibió un radiograma proveniente del vapor Hurón.

Inmediatamente los estudiantes barahoneros supieron de la magnitud de la tragedia, se activaron y enviaron una carta al Ayuntamiento solicitando que los valores aportados, se utilizaran para socorrer las víctimas de la ciudad capital. El cabildo autorizó el uso del dinero para esos fines y los muchachos se enfrascaron en organizar la ayuda. En adición, participaron en la organización de viajes de obreros que trabajarían en las labores de reconstrucción.

Vaya nuestro eterno agradecimiento a los muchachos de la Asociación de Estudiantes Normalistas de Barahona:

Bernardo Díaz Presidente
Bolivar figuereo Vicepresidente
Juan Guilliani Tesorero
Antonio Da costa Gómez Enc. Actas y Corresp.
Secundino Ramírez
Agueda Varona
Flor Ma. Avila
Elisa Dandrade
Isabel Cuello Lopez (Presidenta de la Comisión de Ayuda)


En los años siguientes esta pléyade de altruistas y humanistas muchachos y muchachas, aportaron lo mejor de sí al engrandecimiento de Barahona y de la República Dominicana!!!!!!!!!!!!!!!!!

El 13 de septiembre se supo en la ciudad de Barahona que en la comunidad de La Ciénaga se había visto el Vapor Hércules, el cual estaba perdido. Un remolcador del Ingenio Barahona lo rescató y trajo al puerto- Presentaba buen aspecto y algunas abolladuras en el casco. Este vapor estaba anclado en la capital, el vendaval rompió sus amarras y vino a parar a las costas sureñas.

The Barahona Woods Products, empresa de capital extranjero, por mediación de su principal ejecutivo comunica que la compañía hizo un aporte en efectivo y donó a los damnificados capitaleños 402 dos sacos grandes de Guayacán. Estas acciones fueron resultado de la gestión de una comisión de la Junta Provincial de la Cruz Roja de Barahona, integrada por el Gobernador Alfredo Latour, Don Manuel Toral y Mr Mc Feeters, funcionario del National City Bank. Esta información salió publicada en el Listín Diario del 7 de Octubre de 1930.

En el Listín Diario de fecha 19 de Septiembre del citado año, se publica un Comunicado suscrito por el Gobernador Latour jefe local de la Cruz roja, donde señala: “nadie ignora la magnitud del desastre ocasionado por el huracán. Conturba el ánimo y da pavor tanto horror, desgracia y desolación. De nuestra querida capital no quedan sino ruinas y un montón de escombros.” Más adelante dice que el dolor y angustia de los capitaleños, es el mismo de los habitantes de la república. El funcionario exhorta los barahoneros a compartir el pan con los afectados y que cada cual contribuya de acuerdo a sus posibilidades.

El Comité Provincial de la Cruz Roja de Barahona estaba integrado de la manera siguiente:

Rama Femenina Estaba encabezada por Doña Ángela de Toral, Doña Josefita Del Monte y Doña Teodora Leguén.

Rama Masculina Alfredo Latour, Presidente, Capitán Félix Hermida- Vice-presidente, Benjamín Toral-Tesorero. Los vocales eran, Carlos Díaz hijo, Dr José A. Rodríguez, Dr Jorge Leguén, Alejandro Deñó, Manuel Toral, Jabib Asmar, Rev. Bernardino de Conil, Plinio Féliz, Sr Mc Feeters, Abelardo Vásquez, Luis E. Castellón, José Roberts hijo, José J. Altuna, Carlos Lassis, J. L. Sánchez, Carlos Julio González y C. C. Hamilton, entre otros.

El Decano de la prensa Nacional de fecha 22 de septiembre de 1930 informa que la Cruz Roja de Barahona ha recolectado $1,400 pesos oro, los cuales remitió a las oficinas centrales de la capital. Esta colecta se hizo, a pesar de los estragos que en la demarcación había provocado tiempo atrás, un terrible ciclón. El presidente local del organismo de socorro, detalla que las damas de la entidad están muy activas y entusiasmada pues hasta contribuciones de centavos han recibido de personas humildes.

Al día siguiente de conocerse en nuestra población el desastre, el Ayuntamiento de Barahona envió en el vapor Hurón 40,000 plátanos, maíz batatas y otros frutos menores. Tres días después, volvió el cabildo local a enviar en el velero Rosita otro cargamento que incluía víveres y varios quintales de habichuelas.

También el Ayuntamiento barahonero aprobó $500 pesos oro como ayuda, los cuales serían llevados a la capital por una Comisión presidida por el Sr Síndico Luis Castellón; Carlos Lassis, Vice-presidente, Fernando Traverso y otras personas. Al arribar a la capital, el Sr Lassis se enteró de que su señora madre había fallecido en la tragedia.

Numerosas personas oriundas de Barahona, Neyba y otras comunidades perecieron por el temporal. Esto motivó que muchos partieran hacia la capital a indagar la suerte de sus familiares.

El cabildo local dispuso que varios camiones acompañados de brigadas de hombres con herramientas fueran enviados a Santo Domingo, para ayudar en el retiro de escombros y también abrir paso a los vehículos pues los caminos estaban intransitables. El Yaque del Sur se había desbordado y destruido el llamado Paso del Bao o Boca del Bao, lugar cercano a Fondo Negro.

El síndico Castellón puso su vehículo al servicio de la Cruz roja de la ciudad, para la campaña de recaudación de recursos.

El Teatro Unión ofreció una función cinematográfica en beneficio de los damnificados, suma-aunque modesta-que engrosó el monto recaudado por la Cruz Roja local. Por disposición municipal se suspendieron en señal de duelo, los conciertos de la banda de música los días 7 y 14 de septiembre.

Al trastornarse las actividades de la capital, el sector comercial barahonero se vio limitado en sus operaciones, lo cual afectó aún más la precaria situación de los pobladores.

La Asociación de Estudiantes Normalistas de Barahona reunidos en asamblea aprobaron iniciar una campaña de recaudación de fondo Pro Escuelas Damnificadas por el ciclón. Se formó una Comisión estudiantil integrada por Isabel Cuello, Flor Avila, Elisa Dandrade, Agueda Varona, Nadime Cury, Juan Guilliani, Octavio Suberví, y Secundino Ramírez. Esta información apareció en el Listín del 27 de Septiembre de 1930.

El empresario Luis Del Monte desde Suiza envió a la sede central de la Cruz Roja en la capital, $ 1,000 pesos oro. Al saber que en Barahona la entidad local estaba recaudando fondos, le hizo un aporte de $ 100 pesos.

El Ayuntamiento dictó una Ordenanza pública en hojas sueltas prohibiendo la alteración de los precios de los artículos de primera necesidad, especialmente del pan, que confrontaba presiones especulativas.

Dentro de las actividades de asistencia, el Sr. Síndico de Barahona se reunió con todos los Alcaldes Pedáneos de la Común, aprobando los Alcaldes presentes encabezar en sus respectivas localidades, Juntas de Socorro para recolectar ayuda.

La iglesia católica local realizó varios oficios religiosos en memoria de las víctimas de la catástrofe. El cura párroco recorría las comunidades de la provincia, recabando recursos de auxilio a los sobrevivientes.

Grupos de gentiles damitas recorrían las calles de la ciudad solicitando ayuda a los desamparados capitaleños. Esta campaña caritativa se realizaba con gran esfuerzo, pues muchas partes de Barahona estaban azotadas por la pobreza.

La provincia de Barahona, que aún no se reponía de los embates de un terrible ciclón que la había azotado varios meses atrás, fue de las primeras demarcaciones en acudir en auxilio de los desamparados en la capital. Su envío rápido de víveres, sirvió para paliar en muchos el hambre que padecían muchos. Las brigadas de voluntarios y obreros que llegaron el domingo (a 4 días del paso del meteoro), realizaron una labor encomiable.

Esta muestra de solidaridad con el prójimo de parte de los barahoneros, era una especie de retribución al pueblo dominicano, el cual se había volcado en ayuda a Barahona en varias ocasiones que la provincia había sido golpeada duramente por huracanes.

Resulta sorprendente esta característica distintiva de los barahoneros de ser nobles y solidarios, cuando la patria así lo requiere.

"I always tell the truth, even when I lie"

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