Por Wellington A Pérez
Cabral-Visitar la tumba de un fenecido es una odisea en el cementerio municipal de esta ciudad ya que la maleza y la falta de limpieza de la última morada de los que en vida fueron contribuyentes se agudiza cada día más.
Transitar en este campo santo es imposible ya que la falta de limpieza del mismo lo convierte en una especie de jungla es triste ver el descuido al que está sometido el espacio que se supone que es de paz y tranquilidad para quienes lo visitan.
Mientras que el alcalde la semana pasada hacía gala de su primer año de gestión y sus cinco obras realizadas el cementerio es una vergüenza visitarlo sin iluminación y con las malezas arropando las tumbas de los fieles difuntos de esta población que lo eligió por seis años.
Sumado todo esto nos preguntamos ¿qué sucede con las brigadas que están asignada en la súper nomina del cabildo que se encargan supuesta limpieza del cementerio? al parecer son puras botellas o de decoraciones financieras.
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