Quiero recordarte como en esta foto tan alegre y relajao como fuiste siempre y no como estás ahora en un ataúd.
Por Yassir Féliz
chukunaky@gmail.com
Tuve el privilegio de estar a tu lado en varios momentos
difíciles durante este periodo de tu enfermedad hasta hoy que despedí tu cuerpo
cuando dejaba la morgue para llevarte a tu amado Cabral.
Todo lo que debo decir aquí te lo dije a ti a solas, y tú
por igual lo hiciste conmigo. Sin embargo hay algo que contar para que tu
ejemplo sirva de inspiración para muchos, y es lo siguiente: Cada visita a tu
casa allá en Los Mameyes era una despedir sin despedida. Nuestro siempre saludo
final con ese “te quiero mucho mi hermano” siempre fue de lágrimas para mi y
para ti.
Me tocó ver con tristeza cómo ese cáncer primero venció tú
ánimo, derrotó tus ganas de luchar y sobrevivirle a esa crueldad con la que te
diezmó de manera inmisericorde en tan solo 50 días. Jamás pensé, aún viendo tu
cuadro, que sucumbirías ante la fiereza de ese carcinoma, y eso en verdad
duele.
Ver a Cristina, la abnegada y titánica guerrera que te
acompañó en la efímera pero ardua lucha con mimos maternos, cuidándote con
tanto amor, esmero y dedicación, me hizo decirle a mis allegados que jamás
había visto una entrega y un temple como el de ella para con un hijo en tu
condición. De veras que tu mami me hizo convencer que el único amor infinito y
verdadero que tenemos los hijos es el de nuestras madres. Ella lo dio todo. A
ella mi respeto y mi admiración eterna por darme un hermano que no fue hijo de
mi madre ni mi padre, pero con el que cultivé una hermandad sincera, cercana y
de mucha calidad.
Hoy todo el pueblo de Cabral, así lo ha expresado en estados
de las distintas redes sociales y en el mismo seno del pueblo, llora tu partida
en la misma medida que se enorgullecía de verte siendo la primera trompeta de
Omega. No creo que ningún cabraleño de nuestra generación pueda escuchar el
sonido de una trompeta envuelta en un “mambo violento” sin que ahora sienta una
mezcla de tristeza y alegría al recordarte.
Fuiste un vivo
ejemplo para la juventud de nuestro pueblo al que enseñaste que no importa
venir de una familia con tanta estrechez como la tuya, pues con talento y
dedicación sí se puede salir del anonimato y llegar a los más prestigiosos
escenarios nacionales e internacionales a base a un trabajo honorable.
Mañana, en tu entierro, Cabral depositará en una fría y
oscura tumba al mejor y más exitoso músico de esta generación y a un hijo que
supo poner por todo lo alto el nombre de la tierra que lo vio nacer. De mi
parte hermano Yorby Manuel Feliz te digo adiós para toda la vida, aunque toda
la vida estaré pensando en ti.
“La verdad no es un artículo que se compra y se vende con beneficios” Juan Bosch
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