La paz de los viejos y de los jóvenes

“Prométeme que no te casarás nunca con una alemana.” me dijo mi abuela francesa.


Por: Andrés Ortega.
El País.

¿Paz? A los jóvenes les pilla muy lejos. No tienen esa concepción de Europa. La paz es algo adquirido; o eso nos creemos. Lo de Yugoslavia nos pilló a casi todos con una cierta lejanía, pese a que acabara arrastrando a la OTAN. Aunque con algunos sobresaltos, todos los nacidos después de 1945 han vivido en Europa en paz. En una parte de Europa, con libertad, en otra bajo la dictadura soviética, tanques incluidos; y en una tercera, la nuestra, en unas dictaduras que las potencias occidentales, las mismas que se unirían en el Consejo de Europa a partir de 1948 y que en 1950 lanzaron el mayor proyecto de integración con la Comunidad Europea del Carbón y del Acero a la que seguiría la Comunidad Económica Europea (para llegar a nuestros días a la Unión Europea), nos dejaron a españoles, portugueses y griegos a la intemperie con nuestros dictadores.

El Premio Nobel a la Unión Europea viene a recordar lo que hoy son ya orígenes compartidos. Recientemente he visitado el Memorial de Caen y las playas del Desembarco, y he visto esa magnífica serie francesa Apocalypse sobre la Segunda Guerra Mundial, con sus terribles imágenes sobre el daño y el sufrimiento causado por la locura nazi alemana. Los orígenes de esta Unión Europea están en la superación de la guerra, de una dos o incluso tres guerras horribles, fratricidas, holocausticas; en la superación del enfrentamiento entre Francia y Alemania.

Es aún admirable que en plena guerra mundial, desde su exilio en Londrtes, gente como Jean Monnet pensará ya en esa integración europea, armado con los fracasos de anteriores intentos de federaciones y confederaciones, más intelectuales que políticos. Pues el éxito de la UE se debe a que, como dijo Robert Schuman en su famosa Declaración del 9 de mayo de 1950, se basa en que “Europa no se hará de una vez, ni en una construcción de conjunto: se hará por resultados concretos que creen antes solidaridades de hecho”, y la “fusión de intereses”, para una "federación". En esas seguimos.

Pero no bastaba asegurar la paz. También era necesario asegurar la prosperidad. Y la construcción europea lo consiguió con un desarrollo sin igual y una Política Agrícola Común que incluso se excedió en su éxito.

Con la caída del muro de Berlín y el fin de la guerra fría en 1989-1991, se trataba ya no solo de la paz entre Francia y Alemania, sino de asegurarla a escala continental en el mayor esfuerzo de integración nunca conseguido. La ampliación al Este fue una inmensa operación, un intento histórico de unificar el Continente por la fuerza de la voluntad democrática, y no de las armas, como Napoleón o Hitler. La Unión Europea ha sabido exportar paz, y prosperidad, a través de sus ampliaciones sucesivas, eso ha sido, y sigue siendo, un éxito sin precedentes.

Pero ahora tiene nuevos retos. Pues debe seguir avanzando en la construcción so pena de retroceder de forma violenta destruyendo rápidamente lo que se ha logrado en más de seis décadas. No es exagerado, pues otros lo han dicho, afirmar que un fracaso del euro podría llevar a nuevas guerras. Es necesario que tenga éxito y seguir avanzando hacia “una unión cada vez más estrecha entre los pueblos de Europa”, unos pueblos que han quedado algo olvidados en el camino. Son tiempos de grandes decisiones sobre la puesta en común de soberanías, sobre la igualdad entre Estados, sobre el control democrático de esa Europa que ya lo penetra casi todo en nuestras vidas, sobre como una mayor integración debe impulsar más prosperidad (una agenda que hay que retomar), y sobre una Alemania que debe aprender a liderar y no a mandar.

Pero tampoco se están creando unos Estados Unidos de Europa. La Unión Europea no será un Estado, sino una nueva forma política que no elimina a los Estados miembros, pero sí los transforma.

Cuando de joven me fui a estudiar a Londres, mi abuela francesa, que había vivido dos guerras mundiales desde esa condición, me dijo: “Prométeme que no te casarás nunca con una alemana”. Bien. No creo que las abuelas de hoy en Francia digan eso a sus nietos. Es lo que hemos ganado. Pero los más jóvenes deben también pensar que la paz que vivimos se puede quebrar.
"La verdad es lo que es, y sigue siendo verdad aunque se piense al revés." Antonio Machado

0 cometarios:

Chukunaky.blogspot.com ©2005. Todos los derechos reservados. CABRALEÑO, LAGUNERO Y VIEJAQUERO es un medio informativo. No nos hacemos responsables de las opiniones de nuestros articulistas, siendo éstas propiedad única y exclusiva de sus respectivos autores; por lo tanto, las opiniones expresadas en los artículos o noticias no necesariamente reflejan las opiniones del blog ni de su Administrador.