Por Dioris Feliz (Cambumbo)
Con Balaguer amarrado del poder, el pueblo Dominicano ve realizar tres certámenes electorales que por sus características no podían nombrársele de otro modo: Mataderos electorales, porque cada uno tenia el misma fin: imponer la voluntad del presidente de turno, a puyas, a balas y a fuego, por encima de las aspiraciones de la colectividad.
En la contienda electoral de mil novecientos setenta, debido a la brutalidad policial en contra de los opositores al régimen del Dr. Balaguer, el propio Partido Revolucionario,, atemorizado, decepcionado y debilitado por las tantas diabluras en su contra,, tambien debido a la tenaz persecución de sus aliados se vio forzado a retirarse Entoces solo participaron dos candidatos, pudiéramos considerar del mismo Partido Reformista, puesto que el otro aspirante a la presidencia, Francisco Augusto Lora, era vicepresidente del cuatrenio en cuestión, y mas que por ambición al poder, por el pacto que hicieron entre ellos de que Balaguer nunca se a reelegiría, había decidido renunciar del Partido Reformista y rápidamente fundó el Movimiento De Integración Democrática Anti Reeleccionista, abreviado con las siglas: MIDA.
Prácticamente con la única participación de Augusto Lora, como opositor, mas la insignificante presencia de algunos partiduchos inventados para hacer el juego a la reelección, se celebra este nuevo certamen y como era de esperarse, es proclamado una vez mas el Dr. Balaguer como presidente de la república por cuatro años mas, con una abstención que rondaba un sesenta por ciento, sin dudas un evento inescrupuloso, carente de legalidad, que vulneró nuevamente la voluntad popular.
En mil novecientos setenta y cuatro las condiciones para competir con el candidato reelector el Dr. Balaguer, empeoraron y en esta ocasión, ya no eran únicamente los adeptos civiles del caudillo los que salían a la calle a hacer proselitismo, se trataba también de guardias, y policías que en contra de la constitución y las leyes se tiraron a las calles metiendo miedo, exibiendo banderolas rojas, color del partido en el poder, en sus cabezas, en los revólveres, en las bayonetas, en los tanques de guerras, en fin en cada atuendo bélico se veía florar una que otra imagen alusiva a la reelección del caudillo y su eslogan de chantaje: y vuelve y vuelve.........con votos ó con botas.
Se recuerda, en esos años de angustias, el desembarco en Febrero de mil novecientos setente y tres, por playas caracoles, de la provincia de Azua De Compostela, de un grupo de guerrilleros, comandado por uno de los mas grandes de la resistencia al invasor, el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, que vinieron decididos a ponerle costo, a los desmanes inescrupulosos del presidente seudo democrático del Dr. Balaguer, en erróneo y fallido intento, que llenó aun mas de lutos a la familia Dominicana.
Este noticioso hecho fue la gota que rebosó el vaso de la discordia en el Partido Revoluionario, el Partido del Jacho ó de la esperanza nacional, como también se identificaba ante la ciudadanía, y posteriormente, con odio y un rencor a su máxima expresión, un profesor Juan Bosch aburrido, agobiado, y sus seguidores mas acérrimos, como si el fucú estuviera en la sábana, rompen todas las insignia del viejo glorioso partido, salen hablando pestes de sus antiguos compañeros: que son sanguijuelas y garrapatas y en los mismos locales fundan el PLD con su nuevo lema: servir al partido para servir al pueblo.
De esta división emerge brillantemente, un líder que con su sin igual oratoria condujo magistralmente al P.R.D. por los senderos del éxito, el Dr. Jose Francisco Peña Gomez, de hecho entonces muy famoso por su valía de llamar al pueblo a la resistencia cuando estalló la guerra del venticuatro de Abril.
Con un nuevo P.L.D. mas sumiso y temeroso de asistir a lo que han buatizado como un Matadero Electoral, sellan la división en una época de incertidumbre, e inician una nueva era de luchas antagónicas.
A partir de ahora el proselitismo político prácticamente era exclusivo del partido oficial, y aun instituciones reconocidas por
En Mil novecientos Setenta y Cuatro todos los partidos de oposición, derechistas e izquierdistas obviaron sus profundas diferencias y se unieron en un solo bloque para detener los aberrantes ambiciosos afanes reeleccionista del Dr. Balaguer y sus secuaces, y entre amenazas, persecuciones, asesinatos de jóvenes estudiantes secuestros, fundaron el Acuerdo De Santiago.
Sin embargo esta unidad monolítica no fue lo suficiente como para contrarrestar la poderosa embestida del aparato represivo del estado, tirado a la calle, exibiendo cualquier herramienta bélica, con la explicita intención no solo de meterle miedo a los opositores del régimen, también dispuestos a asesinar, como lo evidenciaron las desapariciones y asesinatos de connotados lideres grupales, dirigentes campesinos, estudiantes, médicos profesores, que al final obligaron a todos los partidos y agrupaciones de la oposición a retirase de una competencia desigual, ó abstenerse a las funestas consecuencias previstas.
El contraalmirante Luis Homero Lajaras Burgos,máximo líder del diminuto Partido Democrata Popular, opuesto a la tediosa reelección del cínico caudillo, en un giro capcioso de último momento, decide participar en el mamotreto, hechando a la borda su comprometido juramento de unirse a los reclamos de la oposición y facilita la reelección del Dr. Balaguer presidente de
No solo el acoso a la oposición era la característica de Balaguer para burlar la voluntad popular y perpetuarse en el poder, por si esto no fuera suficiente, asaltaba las cacetas de votación por medio de sus testaferros, y luego de terminado el supuesto conteo nacional de los votos,
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