Por Werner Darío Féliz
En los últimos días ha sido noticia nacional la grave situación de salud que afecta a los habitantes del pueblo Cabral. Las primeras informaciones señalaron que se trata de una bacteria que se encuentra en las heces fecales (desconozco si se ha identificado) y luego se informó que tal era el temible cólera, sin concretar si tal es cólera o no: hasta el momento de la publicación de este artículo tres personas habían fallecido.
Sin importar cuál de estas bacterias sea, lo común en ellas es que se encuentran y se transmiten por el agua y lo peor es que no provienen exclusivamente de las corrientes de las superficies, sino que, también, se encuentran en las venas subterráneas que alimentan, sino todos, la mayoría de los ríos y riachuelos del pueblo. Se ha empeorado la situación por las lluvias de las últimas semanas, que han arrastrado residuos de materias fecales de los alrededores de los ríos.
Esta contaminación es el resultado del crecimiento del espacio urbano y el uso y abuso de los recursos naturales que hace la población, los que, aun conociendo el daño que pueden causar, los someten a presión inmisericorde, haciendo el hábitat social inseguro e inadecuado. Estas situaciones ambientales y efectos sociales no son nuevas y han constituido problemas básicos en la región desde hace cientos de años. Veamos:
La costumbre de contaminar los ríos constituyó un problema fundamental para los habitantes de Barahona en el siglo XIX. En febrero de 1883, los regidores del ayuntamiento de la común Barahona recibieron la queja de que mucha gente arrojaba inmundicias, restos de heces humanas y de animales al río Birán y a Riosito, lo que se repetía en todos los pueblos de la común. Asimismo, fueron informados que muchos se bañaban en el lugar donde se tomaba el agua para el consumo de la población, y, además, se introducían en ella hasta con sus animales, causando con esto que se ensuciara al extremo de hacerla insalubre. Ante estas acciones, el ayuntamiento fijó sitios de baños más abajo del nacimiento del río y prohibió que se lavaran los animales en el torrente, además, ordenó una limpieza general del río y del pueblo, estableciendo constante vigilancia para que la gente no defecara en esta fuente de agua.
En los años siguientes, no obstante haber tomado medidas, la situación continuó, al punto que en enero de 1887, se desató fuerte brote de enfermedades gastrointestinales en la villa de Barahona, lo que fue atribuido, además de lo señalado, a una gran cantidad de “mata puerto” que había en el río.
En adición a lo señalado, la gente mantenía sucia las calles, sin recoger la basura y si la recogía las quemaba allí mismo. Además, defecaban en los solares vacíos y mantenían cerdos, chivos, ovejas, vacas, burros y caballos sueltos en los pueblos, los que dejaban sus heces por doquier. Todos los caseríos de la región tenían estas mismas características higiénicas.
La llegada del siglo XX no cambió mucho las condiciones de los ríos ni de las calles. En 1906 el gobernador se quejaba al ayuntamiento de lo sucia que estaba la villa y en los meses siguientes, por la presencia de una epidemia de viruelas, se ordenó urgentemente una limpieza general de ella. En ese mismo año, el comisario municipal, por orden del ayuntamiento, tuvo que trasladarse a
La presión del crecimiento de la población en los primeros treinta años del siglo XX generó que se introdujeran reglamentaciones definidas sobre el uso de las aguas de los ríos, pues la gente, no obstante las disposiciones del ayuntamiento, continuó con sus nefastas costumbres.
La llegada de la industria azucarera en Barahona fue de impacto en todos los órdenes: económico, político y social, pero también ambiental, afectando el río Yaque. En 1936, en una carta fechada el 20 de octubre de este año, los alcaldes pedáneos de las secciones Fundación y El Peñón Euclides Peña y David López, informaron al Síndico de Barahona Alfredo Latour, el …asqueroso procedimiento llevado acabo por los empleados de
En el siglo XXI las condiciones han empeorado, tristeza da ver casi extinguido el Birán y su desembocadura hecha un verdadero estercolero. En junio del 2011, en un levantamiento realizado por
Asimismo, cientos de letrinas han sido construidas en las casas de los barrios en expansión y los nuevos hábitats del pueblo Cabral, las que se conectan con las venas subterráneas de forma directa e indirecta, casi todas ubicadas arriba del lugar donde aquellas salen a la superficie.
Todas estas situaciones son la causa fundamental de la aparición de estas bacterias en el pueblo Cabral, las que, como vimos, no son nuevas, sino parte de nuestra historia social: es tiempo ya de superarlas.
De todo este recuento histórico, llama a sorpresa cómo en la actualidad existiendo políticas estatales ambientales y sociales definidas, grupos de presión observadores de estas problemáticas y pluralidad de autoridades destinadas a eliminar tales situaciones, sus acciones tengan menor impacto que las decisiones y ejecutorias que tomaban los cuerpos edilicios de antaño, los que tenían mucho menos recursos y poder coercitivo.
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