Por Virgilio Gautreaux
La emergencia que en los últimos ocho años ha confrontado el país en materia epidemiológica, alcanza niveles dramáticos. El modelo económico tutelado por el FMI, sólo ha arrojado a miles y miles de dominicanos a vivir sepultados en cañadas pestilentes, orillas de ríos, lagunas, marismas infernales, charcos putrefactos, hediondas lagunas y casuchas destartaladas en colinas de alta pendiente. Las ciudades dominicanas están rodeadas de cinturones de miseria con escasa disponibilidad de agua potable. No existe alcantarillado y cada vez que llueve, aflora la materia fecal de letrinas inundadas.
El resultado acumulado del progreso de la miseria, es el incremento del dengue, la leptopirosis, paludismo y tuberculosis, a los cuales ha venido a sumarse la mortal cólera. La desigualdad social creciente y la extrema concentración del ingreso, son el combustible donde se alimentan estas terribles enfermedades. Si buscáramos en la prensa nacional, veríamos que algunas barriadas de nuestra capital, se asemejan a barrios de Puerto Príncipe.
1-La viruela era una infecciosa grave, contagiosa, causada por el Variola virus, que en algunos casos podía causar la muerte. No hubo nunca tratamiento especial para la viruela y la única forma de prevención era la. El nombre viruela proviene del latín variŭs (variado, variopinto), y se refiere a los abultamientos que aparecen en la cara y en el cuerpo de una persona infectada. La viruela era causada por el variola que surgió en las poblaciones humanas en torno al año
A finales del siglo XVIII, sólo en Europa, perecían unas 400.000 personas al año y un tercio de los supervivientes se quedaban ciegos debido a las úlceras en las córneas. De la gente que desarrollaba el mal, (y hasta el 80% de los niños en Londres o el 98% en Berlín).
Viruela en Barahona en 1883
2-Desde principios de los años ochenta del siglo XIX las autoridades municipales del entonces Distrito Marítimo de Barahona, daban seguimiento a ocasionales casos de Viruela que se presentaban en algunas comunidades del país, poniendo restricciones a los ciudadanos de aquellos lugares afectados por este flagelo. Sin embargo, es a partir de enero de 1883 cuando más se activan los funcionarios edilicios, al tener conocimiento de algunos casos de la terrible enfermedad. A tales efectos, mediante oficio no 7 de fecha 9 de enero del citado año, dirigido al Sr Gobernador, el Ayuntamiento local le informa que se presentaron casos de viruela en
3-Las preocupadas autoridades municipales Barahoneras con el propósito de preservar la salud del poblado, mediante oficio No 9 de fecha 16 de Febrero de 1883 al Sr Domingo B. Mojica, Médico de Sanidad local, le expiden una Patente para establecer una botica, ante la ausencia de un establecimiento de este tipo en el pueblo. Esta autorización estaba condicionada a que el negocio debía ser dotado de los medicamentos que consume la población.
4-Nuevamente se dirige el Síndico de Barahona al Sr Gobernador mediante oficio No 32 de fecha 29 de Febrero de 1883, donde le manifiesta tener conocimiento de que en un poblado de la común de Neyba se ha desarrollado la viruela maligna, al extremo de haber causado dos víctimas, razón por la cual el ayuntamiento deseaba conocer todos los detalles del caso, a los fines de adoptar todas las medidas conducentes a evitar contagios. Exhortaba el ejecutivo municipal al Gobernado que le exigiera a los Acaldes Pedáneos de las Secciones más próximas, un informe pormenorizado sobre el particular.
5-También ese mismo día mediante oficio No 33 del citado año, el cabildo barahonero se dirige al honorable ayuntamiento de Neyba manifestándole que estaban en conocimiento de que en la comunidad de Monserrate, jurisdicción de Neyba, se había desarrollado la viruela maligna, la cual-según se ha dicho-había “principiado a hacer sus estragos allá y no había comunicado aún dicha novedad, como era de esperarse”. A tales efectos el ayuntamiento de Barahona solicitaba informaciones a la mayor brevedad posible, para tomar las medidas necesarias y así evitar el contagio de la común cabecera.
6-El 10 de Junio de 1883 con el oficio No 38 al Gobernador el Síndico de Barahona le comunica que luego de recibir informaciones sobre la presencia de viruela en Monserrtat, el Cabildo barahonero se reunió en sesión extraordinaria la noche anterior, con el propósito de establecer un cordón sanitario, acorde a la disponibilidad de recursos del Ayuntamiento. Por esta razón le solicitaban al Gobernador ratificar dicha disposición, la cual ya había implementado el alcalde de Monserrate, prohibiendo el tránsito hacia Barahona, desde esos lugares e inmediaciones.
7-El 29 de Junio del año en cuestión mediante el oficio No 44 dirigido al Gobernador, las autoridades municipales de Barahona le informan tener conocimiento de que en la comunidad de Cambronal está haciendo estragos la viruela y que tomando en cuenta que es responsabilidad del Ayuntamiento barahonero evitar brotes de esta enfermedad en
8-De igual modo, los activos ediles barahoneros dirigieron una comunicación al Ayuntamiento de Neyba donde le expresan su conocimiento de la prevalencia de la viruela en la comunidad neybera de Moserrate, a la vez que manifiestan su esperanza de que los neyberos adopten las previsiones de lugar, para evitar la propagación de la enfermedad hacia otras demarcaciones.
9-Tres años más tarde, el Ayuntamiento de Barahona con el oficio No. 226 de fecha 26 de Marzo de 1886, dirigido al Presidente Ulises Heureaux, solicitaba que el Poder Ejecutivo consignara una mensualidad para pagar un médico, en virtud de las serias limitaciones financieras del cabildo. Los funcionarios locales destacaban los potenciales riesgos de epidemias y otras enfermedades que podían afectar la localidad. Igualmente planteaban el peligro permanente que implicaba el arribo de navíos del exterior por el puerto de Barahona. Expresaba la corporación municipal que tan pronto el gobierno diera los recursos solicitados, la población barahonera aportaría lo que pudiera faltar. Al presidente Lilís se le informaba que ya el Ayuntamiento estaba en conversaciones preliminares con el médico Enrique Charrón.
10-Mediante oficio No 227 de la misma fecha anterior el cabildo le informaba al Doctor Carrón todos los esfuerzos desplegados para obtener los recursos. Al mismo tiempo le decían que ya el Sr Gobernador había elaborado la lista de personas que aportarían los recursos para completarle el sueldo que devengaría. También le comunicaban que se había dispuesto exonerarle el pago de Patente por un año, a los fines de que Charrón pudiera establecer una botica.
11-Mediante oficio No 43 de fecha 5 de Junio del 1887, el Ayuntamiento de Barahona reporta que se tiene conocimiento de brotes de viruela en Jacqmel (Haití) y en Santiago de Cuba. A tales efectos,
-Tomar y seguir tomando todas las medidas conducentes a evitar por todos los medios que la maligna peste llegue a Barahona y asole su población.
-Con la ayuda de un facultativo, sin pérdida de tiempo, proceder a vacunar los pobladores de la jurisdicción.
-Comunicar a los demás ayuntamientos del Distrito para que adopten las medidas competentes.
Junto a estas disposiciones, el Ayuntamiento consideraba importante adquirir las vacunas ya sea dentro del país o en el extranjero. También se realizaron rondas de reuniones con
Viruela en Barahona otra vez en 1920
Nuevamente en 1920 se presentó en Barahona una nueva epidemia de Viruela, información ésta que apareció en el Listín Diario del viernes 03 de diciembre ese año. La noticia daba cuenta de que el estado endémico era combatido satisfactoriamente por las autoridades sanitarias de
Detallaba la crónica que se habían registrado cinco casos y que dos personas habían fallecido. Conforme al reporte, los responsables de salud aseguraban que con la rápida respuesta y los controles impuestos, la enfermedad no se expandiría.
Los enfermos habían sido separados y aislados, mientras que el cadáver de uno de los fallecidos fue “sometido a la cremación con caseta y todo en el mismo sitio que se encontraba”.
A pesar de lo afirmado por las autoridades sanitarias barahoneras, el Listín Diario del martes 07 de diciembre de 1920, detallaba que se habían presentado dos nuevos casos de Viruela.
La crónica del corresponsal sureño apuntaba que parte de la población de la demarcación había tomado con indiferencia los casos presentados, por lo que reclamaba que se aplicaran fuertes medidas preventivas y que se aplicara una obligatoria vacunación generalizada.
Nuevamente el mismo periódico correspondiente al domingo del 12 de Diciembre de 1920, informa que se presentaron otros dos casos. Uno de los afectados residía en Palo Alto, mientras que el segundo caso correspondía a un residente en la propia ciudad de Barahona, el cual habitaba una casa cercana al Río Birán. La reseña destacaba que ambos enfermos eran de nacionalidad haitiana. Los afectados fueron aislados de inmediato.
El corresponsal periodístico informaba además, que se habían verificado 8 casos de Viruela en
Las autoridades municipales se ocuparon de disponer numerosas medidas para fortalecer las normas de higiene, particularmente la manipulación de carnes y rubros agropecuarios.
Resulta destacable como hace casi 130 años las autoridades municipales barahoneras con muy pocos recursos y desarrollo institucional, realizaba tan eficientemente esas campañas de prevención. De igual modo, casi a mano pelá, asumían importantes compromisos ligados al desarrollo local, la educación, la higiene pública y la regulación de las actividades comerciales. Una parte de estas acciones se realizaban gracias a la aplicación de impuestos a determinadas actividades y a la cooperación de los munícipes.
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