¡Yo no he ofendido la tierra!

José L. y el Proyecto Agrario C-53.
 
“Una vez soñé que estaba trabajando… y desperté con taquicardia” El Haragán

A finales de los años 60´s, el gobierno del entonces presidente Joaquín Balaguer, inició en el país lo que hoy se conoce como “La Reforma Agraria, en la que se repartían entre campesinos y políticos, tierras en todos los rincones de República Dominicana: teniendo la primacía los simpatizantes y partidarios del otrora glorioso Partido Reformista Social Cristiano. Cabral no fue la excepción.

Una comisión encabezada por el presidente municipal del Partido Reformista, Sr. Pablo Urbáez, trabajó por espacio de un año identificado las tierras más productivas del municipio, así como los campesinos, simpatizantes y dirigentes asociados a dicho partido para ser beneficiarios de las tierras.  

Se identificó como buenas y válidas unas tierras de la comunidad cafetalera de “Monteada Nueva” como las apropiadas para que quienes no tenían tierra pudieran tener la oportunidad de producirla, y así darle al país un nuevo productor agrícola y a sus beneficiarios un sustento rentable.

Todo estaba listo. Solo se esperaba que llegara el jueves 16 de enero del 1969 para que el presidente Balaguer arribara a Cabral a entregar las tierras a los campesinos de las comunidades que, en ese entonces, pertenecían al municipio de Cabral (Polo, Salinas entre otras). Tres días antes, el lunes 13 de enero, Cabral era todo suspenso; ese día se entregaban las cartas que informaban los beneficiarios del proyecto agrario.

En muchas casas se hizo fiesta, pues llegó una de las muchas cartas en donde se le encomendaba a que debía presentarse el jueves a las 10:00am a una actividad en el parque Los Trinitarios a recibir de manos del Dr. Joaquín Balaguer el titulo de propiedad que lo acreditaba como dueño de una parcela en el Proyecto Agrario C-53. Sin embargo (esto es lo que hace a Cabral un pueblo único en el mundo y da origen a esta historia) no todo fue bien recibido en el pueblo; y no me refiero a los disgustos de a quienes la carta no llegó, sino a una casa que si le llegó.

¡Nadie se molesta porque le entreguen una parcela gratis!, pensarían ustedes, verdad?…..pero, pero, pero…..vamos a continuar con la historia del hergofóbico.

La carta llegó a la casa de “José L.”, conocido munícipe y dirigente reformista, al cual se le conminaba a ir al parque a recibir su titulo de propiedad de la Parcela № 3. Siempre chivo, como era y aún es la forma de José, y aún sin saber de que se trataba la misiva enviada por el Sr. Urbáez, la abrió detenida y pausadamente y de manera pasiva empezó a leerla.

No había terminado de leer el 2do párrafo cuando el señor José L. se detuvo, y con cara de “batata con piogán”, se paró de su inseparable y cómoda mecedora de manera impetuosa, y de forma colérica llamó a uno de sus hijos y le dijo:
Coooooooño, devuélvele esta maldita carta a Pablo Urbáez y dile que ¿por qué a mi? Coñazo; que yo no trabajo, que busque otro y pa’que trabaje, pero a mi no, ¡YO NO HE OFENDIDO LA TIERRA!”

"Siempre digo la verdad, incluso cuando hablo mentiras"

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