Ramón Chilena


Siempre hemos destacado que Cabral es un pueblo de hombres con gran valentía y gallardía; y es producto de esto que en nuestro pueblo existen y existían hombres de grandes inventivas y fabricantes de todo tipo de artefactos y armamentos del más alto calibre clandestino o casero, no se si juzgar de buena o mala esta idea, pero sí de protección para su dueño.

De ahí era la idea de que las autoridades policiales y judiciales siempre se mantenían cautelosas y sospechosas a cualquier explosión que retumbara o procediera de la zona frente al parque y toda el área de Batey Paja, ya que era una zona considerada de alto peligro humano porque allí residía el mas alto y peligroso fabricante municipal de armamentos clandestinos y quien siempre se hacia acompañar de sus mas aventajados alumnos, es decir nunca se encontraba solo.

Un día de esos negativos, que la gente le llama “me levante con el pie izquierdo”, llega a la casa de uno de los alumnos de la escuela de Monyé, un personaje conocido por los Cabraleños con el nombre de Totoi, munícipe al servicio de la fiscalia municipal, función que hoy se conoce con el nombre de Alguacil, y le entrega a Ramon Gualí, nombre con el que se le conocía hasta ese entonces, una notificación e indicándole que se presente en lo inmediato ante el despacho del señor Juez.

Dicho personaje se traslada todo nervioso y perezoso a la dotación judicial como quien no debe, pero sí temeroso por su alto historial delictivo y quien sospecha que puedan haberle removido una de sus viejas querellas y caer prisionero.

Los mozalbetes que tradicionalmente se amontonan en las inmediaciones de la entidad Judicial en la famosa Gastón (Gastón F. Deligne) vociferaban y acusaban al imputado en tonos despectivo: ¡y que hiciste ahora, a quien le robaste?!

Ramón, todo avergonzado permanece sin contestar a todo tipo de improperios hasta que el señor juez decide, en tono jocoso como era su forma:

Ramón, usted está acusado de la Fabricación, Porte y Tenencia de arma de alto nivel clandestino denominada Chilena

Atónito y sorprendido, emitió Ramón una respuesta en su inesperada defensa que para todos cayo como una gracia que por poco mata de la risa a todo el que allí se encontraba incluyendo al señor juez… su respuesta, genial por cierto, fue la siguiente: “Mi señor yo nunca e visto una chilena, esas mujeres viven muy lejos, yo apenas conozco las haitianas y es porque vienen a vender ropas aquí”.

"Siempre digo la verdad, incluso cuando hablo mentiras"

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