Wagner y Siko: Una historia que contar

EL IDEALISMO POLITICO NO DEBE LESIONAR LAS AMISTADES

Queridos Chukunautas esta vez quiero compartir una historia pueblerina que hemos escrito en nuestro tiempo de ocio y musa, basada en dos íntimos amigos de los que le llamamos casi hermanos, pero de ideales diferentes.

Wagner y Siko fueron hijos de las entrañas de un pueblo de la Región Sur. Eran dos amigos el cual se querían como hermanos y producto de esa hermandad establecieron en su juventud un pacto de amistad para siempre. Pero, a causa de la situación económica que por décadas a asolado a esa humilde región y a la que no escapa su pueblo y la que a segado las vidas de la juventud más prometedora obligó a Wagner a dejar atrás su natal terruño y emigrar a la gran urbe en busca de un mejor horizonte sin dejar rastro ni noticias familiares.

Este hecho causo lastima, tristeza y pesar en su amigo, quien por no saber de su confidente en un momento pensó que había perdido la vida, Siko le lloró de esta manera:

´´¡Ay, cómo cayó la flor de mi pueblo!
Wagner, mi amigo querido,

mas ágil que el águila, más fuerte que un león.

¿Cómo fuiste herido de muerte?

Por ti estoy apenado, hermano mío.

Tu amistad era para mí más maravillosa

que el amor de las mujeres…”

Siko pensaba que aquella perdida le había cerrado un capitulo en su libro de las amistades, pero al cabo de ocho años un emisario toca su puerta y le entrega una carta del amigo a quien suponía desaparecido la cual con una curiosidad que le alteraba el pulso, fruto de viejas emociones, desplegó el papel y se entrego a la lectura:

Querido amigo Siko:

Mil veces te habrás preguntado qué habrá sido de esta calavera desde que me marché del pueblo sin ninguna despedida. Solo te pido que perdones este largo silencio que había permanecido hasta hoy, cuando considere que nuestro compromiso de amistad se hubo roto por fuerza de insalvables distancias.

Sin embargo imposible me ha resultado borrar este misterio de comunicación interna que se produce entre quienes vivieron íntimamente unidos los bravos años de la juventud. Me imprimiste una huella inevitable, que constantemente me remite a la antigua fidelidad como a una dulce herida.

Recordarás que nuestra relación se comenzó a quebrar a partir del modo opuesto con que nos situábamos frente a la realidad de la vida. Tú como siempre pretendías cambiar el mundo en diez días, mientras yo me limitaba a vivir el momento presente, ajeno a idealismos políticos, en los que no creía.

Nuestros estilos eran muy diferentes: tú eras discreto, silencioso y poseía el sordo forcejeo de la constancia, mientras que la jovialidad y el encanto exterior eran enteramente míos. Tu vigor mental y mi alegre atrevimiento producían una mezcla complementaria y luminosa, capaz de otorgarnos una seguridad invulnerable. Hasta que esta calidad que nos unía vino a ser la causa de nuestro alejamiento ya que llegue a interpretar que intentabas dictar tu imagen sobre mí, yo te estimaba como compañero, no como padre ni como maestro.

No me retiré de ti por miedo a que me contagiara tu inconformismo social. A mi también me dolió aquella ruptura, máxime cuando para entonces habíamos superados muchas pruebas, sin que nuestra amistad pereciera al aire de cualquier rencilla o discrepancia. Mediante esta carta decido reanudar la comunicación y quiero que no olvide nuestro pacto de amistad el cual pese a todas las vicisitudes sigue vigente.

No dispongo de muchos datos sobre ti, pero supe por amigos comunes que te has casado y que ocupas un puesto de relevancia en la administración electoral de nuestro pueblo.

Te visitare luego. Hasta pronto amigo.

Queridos Chukunautas en la próxima entrega le contaremos la reacción que causo en Siko la comunicación de su querido amigo.

Atte:

Eliezer Olivero

"Siempre digo la verdad, incluso cuando hablo mentiras"