Era mejor la música popular dominicana de “Antes”?

Ensayo sobre música popular.

Para iniciar este análisis sobre la evolución musical en la República Dominicana, es importante destacar que según la teoría de Howard Gardner, la inteligencia en el ser humano, no es unitaria o medible solo por un coeficiente, ya que ésta, actúa como un conjunto de inteligencias múltiples que aplican a diferentes capacidades especificas.

Entre esas inteligencias existe la “Inteligencia Musical”; esto establece, que existen personas, entre cuales me incluyo, a las que les es imprescindible la existencia de la música, y otras que empíricamente tienen destrezas para ejecutar cualquier instrumento. De manera personal expreso que no me imagino la vida sin música.

También puedo establecer, que Albert Einstein no necesariamente era más inteligente de lo que es Tulile, sino que las inteligencias y/o capacidades de esos dos anacrónicos personajes, aplican a inteligencias diferentes. Pues no me imagino al creador del CHACARRON conceptualizando una formula científica de física cuántica, pero en verdad aseguro que Einstein tocando un Saxofón e interpretando un merengue se volvería sin duda un fiasco.

Es evidente que los dominicanos tenemos la “Inteligencia Musical”, bastante potencializada y afinada, no solo para escuchar y hacer música sino para opinar sobre esta. Resulta interesante pero un tanto contraproducente, escuchar las críticas que hacen los comentaristas criollos de farándula y algunos de nuestros padres y “mayores”, sobre la calidad musical y lirica del merengue y la bachata dominicana de las décadas de los 60, 70, en contraposición a la supuesta baja calidad de la propuesta actual que hacen los artistas de la patria de Duarte.

Presumiendo de cultos, bautizamos el surgimiento de nuevos géneros y nuevas formas de expresión musical sencillamente como disparates o adefesios en comparación a las de otros tiempos. Puedo confesar que hasta hace tres años yo me resistía a escuchar a los reguetoneros y a los mamberos, mostrando una gran resistencia a la existencia de ese tipo de música y ritmo, porque simplemente entendía que eran incoherentes, y luego entendí que representaban una respuesta musical con una tendencia urbana de expresión social, aceptada por la mayoría de los dominicanos, y que yo mismo no era quien para contraponerme a esta avalancha. Es más, aunque aún me resisto a bailarla, nunca imaginé que podría alguna vez escribir que ya hasta me gusta oírlas.

Entendí que hasta el Rock And Roll, cuando surgió fue rechazado en toda Norteamérica. Esa misma resistencia ocurrió en todo el continente Americano con la Salsa, y ocurrió hasta con el merengue dominicano luego de la muerte del Jefe, ya que durante las décadas de 1930 al 1960 la mayoría de las composiciones de merengue eran dirigidas para adular al tirano.

Al observar el espectro histórico del merengue y la bachata como los dos géneros dominicanos de mayor relevancia, se pueden establecer comparaciones y claras referencias sobre su calidad lirica y musical.

En cuanto al merengue de las décadas de los 60, 70’s, las composiciones y éxitos de ese entonces, interpretadas por históricos exponentes aún activos de ese género, significaban dislates liricos que si mas bien presentaban gran atractivo rítmico para el baile, eran mas disparatados en términos de su contenido que los merengues contemporáneos; cabe referenciar algunos ejemplos sonoros choroteados como “La chiva Blanca de Don José” del Rey Joseito Mateo, “El Mangué” de Cheche Abreu, “La calva de Frank Cruz” de Félix del Rosario, o “Este disco se Rayó” de Johnny Ventura.

Es más, como se puede decir que la lirica de esos años era superior a la contemporánea cuando en 1977, uno de los merengues de mayor éxito de la década lo constituyó “El Mudo” interpretado por Luisito Martí y el Combo Show, muy similar al “Mudo” de Tulile del 2004.

Aunque cabe resaltar que la calidad musical de los merengues de los años 80’s, en su época de oro, era superior, con exponentes como Dioni Fernandez, Fernando Villalona, Rubby Pérez, Alex Bueno, Sergio Vargas, El Zafiro, debemos reconocer que en cada etapa surgen grandes disparates que calan en el gusto popular de manera cíclica y algunos de los ejemplos horripilantes de esa época fueron el “Ula la Ula la eh” de un tal Luis Almonte, el “Gatico” o el “Chucucha” de Aníbal Bravo.

En la década de los 90’s, el merengue se catapulta con temas de gran calidad apoyados por Juan Luis Guerra, Los Hermanos Rosario, Ramón Orlando y algunos otros combos de Puerto Rico. Extrañamente la internacionalización del merengue de esa década, se produce con disparates como “El baile del perrito” de Wilfrido Vargas y “El Venao” de Ramón Orlando. En esos diez años de gran calidad aparecen los éxitos y adefesios liricos de mayor relevancia en la historia del género, denominados “Merengue sin Letras” del Súper Frank y “Patica con Pan” de Rikarena.

Ya en el nuevo milenio, todos conocemos la historia; la bachata que era la música establecida supuestamente para la clase baja, rebasa al alicaído merengue y se reinventa con gran calidad en relación a los desastres rítmicos y liricos que definían la bachata de los años 80’s y 90‘s, tiempos en que Blas Duran y Luis Vargas en sus inicios solo hacían bachata y merengue-bachata de doble sentido.

Recuerdo que en mi formación en la esquina caliente de Cabral, donde existía la única venta de discos de la subregión, que la bachata, era catalogada como una música para chopos y se decía que solo la consumían los “nigüeros” de la Lanza y El Fondo de Polo.

En una ocasión en 1993 osé con poner una producción de bachatas a un grupo de amigos capitaleños y me catalogaron de inculto y de un bajo nivel musical, ya que ellos solo escuchaban a Guns And Roses, Madonna y Air Suplly. Hoy por hoy a esos amigos los he escuchado poner orgullosamente bachatas de Aventura, Juan Luis Guerra, Raulín Rodríguez y hasta del Camarón.

Sin embargo desde los años 90’s, las canciones en ritmo Bachata Rosa de Juan Luis Guerra, la participación musical Anthony Santos, a quien puedo catalogar como el genio dominicano de la música popular, además de Raulin Rodríguez y Joe Veras, se encargaron de sobre dimensionar el género, e inspiraron el surgimiento de grupos como Aventura, para constituir la bachata en un ritmo de calidad y sin dudas el género dominicano que como negocio musical más dinero produce por su gran aceptación mundial, aceptado por las más diversas clases sociales, altas medias y bajas a diferencia de “antes”.

Defino en conclusión que es importante tener un oído heterogéneo en términos musicales, exhorto a escuchar diversos ritmos, disfrutar y aprender de cada uno de estos sin resistencia. Concluyo que no es verdad que la calidad musical dominicana del merengue de “antes” era mejor que la de ahora, aún la existencia actual de Omega, El Sujeto, El Kata y otros mamberos.

Concluyo definiendo a la bachata actual como superior a la de “Antes”. Concluyo parafraseando a mi tocayo El toro, Gerardo Díaz, quien expresa que: “En ningún lugar del mundo, nadie se ha resistido a bailar un buen merengue”.

Concluyo que sin dudas que el merengue es la mejor música para bailar del mundo, a diferencia de esas músicas sonsas y aburridas de otros países; solo basta con bailar el merengue típico “Historia de un gran amor” de Jovanny Polanco, O el “Farolito” de Juan Luis Guerra, quien sorprendido e impactado con la calidad de la música del tema se le escapo en la grabación del mismo, cuando suenan los saxofones, la frase “Ofrezcome”.

Concluyo entonces como expresa mi amigo Gamal Michelen: Que si Mozart, el sordo genio musical europeo hubiese nacido en República Dominicana, con lo cadencioso que es el merengue, sin dudas hubiese sido “El sordito de Nagua”.

ELMER GONZALEZ
EL PATRIOTA SIN MIEDO.
30 DE MAYO 2009

"Siempre digo la verdad, incluso cuando hablo mentiras"

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