El análisis
Luego de observar el resultado del Round Robin, se puede establecer que el beisbol dominicano adolece aún de profesionalidad.
Al principio del actual torneo (2008-2009), existía un rumor general que cuestionaba la transparencia de la pelota local, afirmándose colectivamente que el beisbol era un negocio alevoso, pues solo ganaban las águilas y el Licey. Y si bien es cierto que la pelota es un lucrativo negocio muy bien planificado para captar fanaticada, ésta afirmación rayaba en lo ligero, pues el éxito de un equipo no se fundamenta en acuerdos entre sus directivos para ganar o dejar de ganar, sino en la estructura, química y renovación de los talentos físicos de su roster.
Con gran esfuerzo para vencer mi orgullo liceísta reconozco que Las Águilas Cibaeñas, es el equipo más ganador y competitivo de los últimos 20 años, y sin dudas el más aguerrido de la historia del beisbol dominicano; pero luego de alcanzar la mayor cantidad de torneos ganados en la Liga, han presentado en el todos contra todos un espectáculo sencillamente deprimente. Con esto insisto, se desmonta en cierto modo la teoría algo popular de que la pelota es un negocio entre los equipos de Santiago y la Capital.
Luego de clasificar en el último juego de la serie regular, y desde el sexto juego del round robin era evidente el franco irrespeto a la fanaticada del equipo, así como a los fanáticos del beisbol en sentido general; jugar en esta liga presentar un roster de reservas desconocidas clase A, es una burla en superlativo, pues debe entenderse que gran parte de las entradas a los juegos ya están compradas por abonados, precisamente fanáticos que apoyan o apoyarían al equipo tanto por el hecho de ver juegos de calidad como por ver a su equipo ganar.
Debe entenderse que en todo equipo deportivo se producen procesos de reestructuración que tienen directamente costos administrativos y deportivos. Estos procesos deben apuntar sobre todo el entendimiento de los fanáticos de que no siempre se puede ganar. Aunque me alegro de la descalificación de las águilas, por ser el número uno de los liceístas, entiendo como algo normal la debacle. Específicamente en el caso de las águilas, el proceso de revolución debió establecerse integral y gradualmente desde el torneo del 2002- 2003, así como lo hizo el Licey en el periodo 1999- 2001.
Lo negativo que deben enfrentar los fanáticos cibaenos es que con gran probabilidad, ese proceso que no se hizo antes, durará un buen tiempo para poder recuperar la mística mamey.
Lo positivo es que por primera vez algunos fanáticos aguiluchos han sido objetivos en cuanto a las observaciones, de que no se debe buscar las causas del fracaso solo en problemas administrativos. No es verdad, que esas situaciones solo se han dado en este torneo, pues en el torneo pasado (2007-2008) aun se lograron la corona, los conocedores del beisbol ya advertían ese gran declive.
La clave esencial de ésta inusual y nefasta actuación radica fundamentalmente en el desgaste estructural de los componentes de la alineación y en el desamor con jugaron los aguiluchos.
Para entender el fracaso además del desgaste, solo hay que observar los errores defensivos, las estadísticas del picheo y la velocidad de los lanzadores. Solo se debe observar el ridículo promedio de tradicionales bateadores y lógica y sencillamente sin esto no se gana.
La cuerda.
Es tan grande el Licey, que hasta vulneró la patria ganándoles a las águilas en la serie del Caribe como representación de República Dominicana, en la ocasión en que se trajo de raíz el monumento de Santiago; por cierto de quien habrá sido la idea de hacer un trofeo en alusión al monumento con el riesgo de que el Licey lo ganara. De hecho cabe destacar que el equipo más ganador de las series del Caribe (LICEY) le ganó al más perdedor (AGUILAS).
No hay dudas que este año y el pasado la celebración del festival gay en Santiago, acabó con la suerte de las águilas. Ya que siempre se ha cuestionado sin son águilas o ciguas.
Es un irrespeto mayúsculo continuar expresando que el estadio Cibao es el más alegre del país, pues lo que vimos este año en la cara del pícaro de Félix Fermín y en los fanáticos huyendo dice lo contrario.
Pero eso no debe sorprender, pues es un secreto a voces en la pelota dominicana que los fanáticos aguiluchos son especialistas en abandonar sigilosamente los estadios y en acostarse cuando están perdiendo. Donde ellos son grandes es en no contestar el teléfono en momentos como cuando el Licey le dio la pela de 21 a 3, y en momentos como cuando el Licey los descalificó del round robin.
Son tan barbaros los aguiluchos que dicen que están felices, pues dizque ellos no han perdido, pues ese que jugó, no es el equipo de las águilas. Por cierto no recuerdo la última vez que escuché el tema “Aguiluchos desde chiquitico” Ni la expresión “Tiene mieo”, ni “Vua al águila”. Ni siquiera en el valle de la muerte ya convertido en un charquito.
Pero de todos modos reconozco que las águilas tienen que ganarle en algo al Licey, sólo que en esta ocasión le ganó en romperle el record de derrotas en el todos contra todos.
ELMER GONZALEZ
EL PATRIOTA SIN MIEDO.
21 ENERO 2009.
Luego de observar el resultado del Round Robin, se puede establecer que el beisbol dominicano adolece aún de profesionalidad.
Al principio del actual torneo (2008-2009), existía un rumor general que cuestionaba la transparencia de la pelota local, afirmándose colectivamente que el beisbol era un negocio alevoso, pues solo ganaban las águilas y el Licey. Y si bien es cierto que la pelota es un lucrativo negocio muy bien planificado para captar fanaticada, ésta afirmación rayaba en lo ligero, pues el éxito de un equipo no se fundamenta en acuerdos entre sus directivos para ganar o dejar de ganar, sino en la estructura, química y renovación de los talentos físicos de su roster.
Con gran esfuerzo para vencer mi orgullo liceísta reconozco que Las Águilas Cibaeñas, es el equipo más ganador y competitivo de los últimos 20 años, y sin dudas el más aguerrido de la historia del beisbol dominicano; pero luego de alcanzar la mayor cantidad de torneos ganados en la Liga, han presentado en el todos contra todos un espectáculo sencillamente deprimente. Con esto insisto, se desmonta en cierto modo la teoría algo popular de que la pelota es un negocio entre los equipos de Santiago y la Capital.
Luego de clasificar en el último juego de la serie regular, y desde el sexto juego del round robin era evidente el franco irrespeto a la fanaticada del equipo, así como a los fanáticos del beisbol en sentido general; jugar en esta liga presentar un roster de reservas desconocidas clase A, es una burla en superlativo, pues debe entenderse que gran parte de las entradas a los juegos ya están compradas por abonados, precisamente fanáticos que apoyan o apoyarían al equipo tanto por el hecho de ver juegos de calidad como por ver a su equipo ganar.
Debe entenderse que en todo equipo deportivo se producen procesos de reestructuración que tienen directamente costos administrativos y deportivos. Estos procesos deben apuntar sobre todo el entendimiento de los fanáticos de que no siempre se puede ganar. Aunque me alegro de la descalificación de las águilas, por ser el número uno de los liceístas, entiendo como algo normal la debacle. Específicamente en el caso de las águilas, el proceso de revolución debió establecerse integral y gradualmente desde el torneo del 2002- 2003, así como lo hizo el Licey en el periodo 1999- 2001.
Lo negativo que deben enfrentar los fanáticos cibaenos es que con gran probabilidad, ese proceso que no se hizo antes, durará un buen tiempo para poder recuperar la mística mamey.
Lo positivo es que por primera vez algunos fanáticos aguiluchos han sido objetivos en cuanto a las observaciones, de que no se debe buscar las causas del fracaso solo en problemas administrativos. No es verdad, que esas situaciones solo se han dado en este torneo, pues en el torneo pasado (2007-2008) aun se lograron la corona, los conocedores del beisbol ya advertían ese gran declive.
La clave esencial de ésta inusual y nefasta actuación radica fundamentalmente en el desgaste estructural de los componentes de la alineación y en el desamor con jugaron los aguiluchos.
Para entender el fracaso además del desgaste, solo hay que observar los errores defensivos, las estadísticas del picheo y la velocidad de los lanzadores. Solo se debe observar el ridículo promedio de tradicionales bateadores y lógica y sencillamente sin esto no se gana.
La cuerda.
Es tan grande el Licey, que hasta vulneró la patria ganándoles a las águilas en la serie del Caribe como representación de República Dominicana, en la ocasión en que se trajo de raíz el monumento de Santiago; por cierto de quien habrá sido la idea de hacer un trofeo en alusión al monumento con el riesgo de que el Licey lo ganara. De hecho cabe destacar que el equipo más ganador de las series del Caribe (LICEY) le ganó al más perdedor (AGUILAS).
No hay dudas que este año y el pasado la celebración del festival gay en Santiago, acabó con la suerte de las águilas. Ya que siempre se ha cuestionado sin son águilas o ciguas.
Es un irrespeto mayúsculo continuar expresando que el estadio Cibao es el más alegre del país, pues lo que vimos este año en la cara del pícaro de Félix Fermín y en los fanáticos huyendo dice lo contrario.
Pero eso no debe sorprender, pues es un secreto a voces en la pelota dominicana que los fanáticos aguiluchos son especialistas en abandonar sigilosamente los estadios y en acostarse cuando están perdiendo. Donde ellos son grandes es en no contestar el teléfono en momentos como cuando el Licey le dio la pela de 21 a 3, y en momentos como cuando el Licey los descalificó del round robin.
Son tan barbaros los aguiluchos que dicen que están felices, pues dizque ellos no han perdido, pues ese que jugó, no es el equipo de las águilas. Por cierto no recuerdo la última vez que escuché el tema “Aguiluchos desde chiquitico” Ni la expresión “Tiene mieo”, ni “Vua al águila”. Ni siquiera en el valle de la muerte ya convertido en un charquito.
Pero de todos modos reconozco que las águilas tienen que ganarle en algo al Licey, sólo que en esta ocasión le ganó en romperle el record de derrotas en el todos contra todos.
ELMER GONZALEZ
EL PATRIOTA SIN MIEDO.
21 ENERO 2009.
"Siempre digo la verdad, incluso cuando hablo mentiras"
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