Rutas comunes del transito ilegal Dominico-Haitiano

ARTICULO DE INVESTIGACION Y DENUNCIA.

En el transcurso de mi infancia en tierras cabraleñas, crecí en compañía de Cesál Grandé González (Cesáreo), hermano de crianza, a quien mi ilustre padre lo había adoptado desde joven como su mayoral en asuntos agrícolas. Era Cesáreo además una especie de “resguardo familiar” pues en las comunidades del sur profundo se le teme aun a los haitianos por su supuesto dominio del Vudú, de las magias negras y del poder de “vender gente”.

Este personaje había creado fama en la comarca Cabraleña, por su destreza de caminar descalzo sobre brazas de carbón ardiente, por tener el poder de “tumbar brujas” y estar además protegido por la figura de mi padre. Maipiolo por excelencia, logró éxito en la conquista de varias féminas dominicanas y en la conformación de un misticismo mágico en la comunidad, sobre la leyenda de cómo él había llegado hasta tierras dominicanas, pues se decía que en 1968, un brujo haitiano de puerto príncipe, lo había mandado con una especie de tele transportación hacia el parque central los “trinitarios” de Cabral y allí había aparecido.

Su presencia en la comunidad era notoria pues en esa época, era el único habitante de su país definido por el lenguaje creole y el color de piel; se movilizaba libre y jactanciosamente en las calles del pueblo en reto a los tenientes, sargentos y cabos del cuartel municipal, que a veces lo presionaban con deportarlo. Hasta ahora nunca se supo la manera real de cómo llegó Cesáreo; se le daba crédito a la leyenda del brujo, pues era difícil en ese tiempo el paso “sin papeles” por la frontera para llegar a una ciudad dominicana, aunque recuerdo que en una ocasión en el año de 1983, se le escapó contarme que había llegado en barco por las costas de pedernales y había recorrido las montañas desde Polo. Cesáreo, guardó durante años el secreto de la ruta de cómo había llegado y, en verdad siempre me pregunte el por qué.

Es preciso destacar que en la época de principios de los setentas y ochentas, no era tan común como en la actualidad, ver ciudadanos haitianos en los pueblos dominicanos, pues estos dignos personajes solo se veían en tiempos de zafra en los bateyes e ingenios en su habitual trabajo del corte de la caña. Se entiende con esto y así en realidad era, que existía en el país un mayor control migratorio o en su defecto, un mayor respeto de los vecinos haitianos para vulnerar las leyes migratorias dominicanas en los decenios de los 70s y los 80s, tiempos de los doce años de Balaguer, el dominio de Papa Doc, Don Antonio y el gobierno de concentración nacional.

Hace algunas semanas (un cuarto de siglo después de la confesión de Cesáreo), observé por coincidencia el caso un jovial albañil haitiano de nombre Chaney, el cual me solicitó un préstamo de RD$2,500.00, para ir a ver a su familia a puerto príncipe; al otorgárselo le pregunte por cual vía se iría ya que no tenía la documentación legal, y me respondió que lo haría por el sur por que es más barato; aunque no me especificó el medio, me informó que regresaría en quince días. Luego de pasar dos semanas en el vecino país, llegó el simpático Chaney a la obra, con mayor exactitud de calendario que la que se programa en los viajes de la aeronavegación comercial.


Sorprendido le pregunte por que vía se había ido y venido, pues le dije que lo había mandado a seguir y que debía hablarme la verdad. Entonces me confirmó, nervioso por su secreto, que casi todas las noches salen desde Pedernales varios viajes en bote hacia el pueblo haitiano de Jacmel, y a la vez desde allá hacia pedernales, como una especie de ferri clandestino. En los viajes va un promedio de 60 a 70 viajeros no solo haitianos sino también de “otros países” y cada pasajero paga la suma de RD$1,000.00 a RD$1,500.00 por persona, en viajes que salen a las 10:00 PM, Y llegan a las 5:30 AM en ambos destinos.

No solo me ruborizó el informe del trasiego de ilegales que vienen generalmente en busca de trabajo, sino la particular información, de que el falso piso de las embarcaciones vienen atestados desde Haití con gran cantidad de contrabando de mercancías, armas y sustancias controladas, y luego se inicia una ruta terrestre hacia distintos destinos del país evitando los puestos de reten militar. Cabe señalar que el mismo sistema es implementado por las costas de Montecristi en el norte, sólo que por ahí el transporte es más caro de acuerdo a Chaney. No dudé en tomar una calculadora y promediar desde la llegada de Cesáreo, la cantidad de ilegales (no solo haitianos) y contrabando que habrá entrado por esas rutas.

Mapa de la ruta maritima de la entrada de indocumentados Haitianos a República Dominicana.

Según Mario Vargas Llosa, “la República Dominicana es un país pobre que mejora; Haití, un miserable país -el más atrasado del hemisferio occidental- que empeora sin tregua, sumiendo a su desdichada humanidad, cada día más, en un infierno de hambre, desempleo, violencia y desesperación”.

Esa desesperación haitiana, que es supuestamente controlada por la inservible MINUSTAH, es aprovechada por las mafias internacionales para hacer de ese país el puente multidireccional por excelencia de todo lo ilegal. Esto sin dudas influye en el retardo del desarrollo de la patria dominicana, pues no solo se debe cuestionar la llegada de los haitianos que generalmente vienen a trabajar y a buscar un porvenir que su patria fallida no le puede ofrecer, sino, la cantidad de “droga y depredación” que está entrando y dañando los pueblos dominicanos.

He leído la caterva de planes y estrategias de contención militar terrestre de las fuerzas armadas en los pueblos de la línea fronteriza en Pedernales, Jimani, Elías Pina, Dajabón y Monte Cristi, iniciativas que históricamente solo han enriquecido a algunos coroneles y generales, mientras tanto, varias noches a la semana nos llegan nuevos “ciudadanos” y el gran contrabando de todo lo que nos podemos imaginar en botes primitivos que navegan con gigante permisividad.

Pienso que son necesarios los Súper Tucanes en la modernización de la Fuerza Aérea Dominicana, pero no es verdad que controlarán el ingreso de drogas a la República Dominicana. Hemos invertido como nación grandes recursos cuidando el barco solo en la proa o popa del frente fronterizo Oeste, y hemos descuidado el babor y estribor de la patria en el norte y sur. En el sentido acuático de la problemática fronteriza, solo se menciona el paso de ilegales por el rio masacre, mientras somos vapuleados noche a noche por las aguas del Caribe y el atlántico.

En ocasiones le he comentado a algunos “Jefes militares”, sobre la manera marítima en que se produce el verdadero tránsito de capital ilícito y trata de personas desde la tierra de Jean-Jacques Dessalines hacia la tierra de Duarte, pero he recibido siempre respuestas burlonas e indicaciones de que los culpables del trasiego ilícito, son los centinelas apostados a cada 500 metros en los 255 kilómetros Norte - Sur de la franja fronteriza dominico - haitiana, que “cogen cheles” para dejar pasar a los ilegales, ajo y arroz.

No me sorprendería con la “gran eficiencia” de los organismos de inteligencia dominicana, que al publicar este artículo, me llegue la llamada del J2, M2, A2, I2, el SIM, el SS o de la dirección de migración a preguntarme por Cesáreo o por Chaney.

ELMER GONZALEZ: EL PATRIOTA SIN MIEDO


23 Noviembre 2008

"Siempre digo la verdad, incluso cuando hablo mentiras"

1 cometarios:

Anónimo dijo...

SE VENDE LA PISCINA EL CUMBAYO DE CABRAL,BARAHONA,EL QUE ESTE INTERASADO ME PUEDE ESCRIBIR A MI E MAIL. lisbel03@hotmail.com

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