Tomado de la columna: Un minuto
Ramón Colombo
Ayer imaginé lo feliz que seríamos si restableciéramos la vida como era antes del lamentable “Descubrimiento”. Todos andaríamos en cueros, sin ningún rubor. Todo sería de todos y nada sería de nadie. Este sería un edén sin pecados originales y ¡sin curas ni predicadores! Para comer, siempre en exceso, bastaría ir a un árbol que nadie sembró y cazar un solenodonte que nadie crió. No nos preocuparía el dinero, ni tendríamos abogados, economistas, sociólogos ni periodistas (viviría de dormir a los niños con la letanía: “La noche está estrellada y tiritan, azules, los astros a lo lejos”).Gobernarían los más sabios y los más viejos (estaría en el poder hasta la muerte). Con sólo seis cacicazgos nos ahorraríamos 26 provincias con sus senadores, diputados, síndicos y regidores. No sufriríamos a Omega, el Peluche y Toño Rosario. Y lo mejor: ¡No tendríamos elecciones ni reformas constitucionales cada cuatro años!
"Siempre digo la verdad, incluso cuando hablo mentiras"
0 cometarios:
Publicar un comentario