Una de la más deleznable acción humana es hacer leña del árbol caído. Somos una cultura que vive del morbo, y que mayormente sustenta la amistad en los tragos y las risas.
Durante una década he conocido al joven cabraleño Danubio, y me entere para mi gran sorpresa a través de “lagunero, cabraleño y viejaquero”, la lamentable noticia de su detención en un operativo chivateado al G-2 del ejército, supuestamente portando o transportando un paquete de cocaína con un peso superior a un kilo, cuando éste viajaba como pasajero en un autobús, que aunque los medios no publican se sabe que pertenece a la compañía Caribe Tours. (Esto por imaginar la cantidad de tráfico ilícito que se genera en el transporte público hacia Santo Domingo, y que es inobservado por las autoridades, sin la debida sanción a las compañías de transporte).
Desde la información he estado bastante apenado pues el comportamiento de este joven padre, hasta donde sé, obedece a un pañuelero trabajador, jovial y solidario. No logro justificar cuales circunstancias llevan a un joven a prestarse a transportar droga. Imagino que es parte de las presiones económicas y exclusión laboral del sistema y, sobre todo al lavado de cerebro que saben dar los que operan ese negocio. Pues es incomprensible, transportar algo que además de saber el gran riesgo que conlleva, también se sabe el daño que genera para la sociedad en general.
Aunque tengo por convicción personal de que se debe “fusilar” a los insanos personeros que mueven el negocio de la droga, en este caso, creo que se establece el fundamento de que “la soga partió por lo más débil”. Es de dominio público en Cabral, la identidad de los desgraciados que trafican y distribuyen sustancias prohibidas, dueños de puntos de distribución, a esos que se han enriquecido con este negocio y que no tienen maneras de justificar sus fortunas, solo se les cobra un peaje para operar. Inclusive se sabe de autoridades que le reciben regalos a esa carroña humana para favorecerlos con sometimientos menores.
Si el amigo cometió un error, jamás lo justificare, pero creo necesario expresar mi solidaridad a él y su familia, pues insisto en expresar que solo fue víctima de un mamotreto. La colectividad cabralena sabe que otros son los responsables y dueños de la droga. He esperado estos días escuchar que han agarrado a los que procesaron y mandaron esa droga, y a los que verdaderamente saben el origen de la misma, pero a esos no se les condena.
Seguiré esperando e insistiendo en que se machaque la cabeza de la serpiente, y soñando con que algún día, se lleven ante un paredón en los terrenos del basurero, a esos infames dañadores de nuestra sociedad.
ELMER GONZALEZ.
12 DE OCTUBRE 2008
"Siempre digo la verdad, incluso cuando hablo mentiras"
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