Haití: Sweet Mickey o la esperanza de los desesperados.


La República de Haití, 2do. país en lograr su independencia en América y primera república negra del mundo, está compuesta en un 95% por  habitantes cuyo origen es del África subsahariana.

A los dominicanos, nos ha tocado compartir una isla con un país pobre y negro, con el cual tenemos poquísimas cosas en común. La religión, la música, el idioma, las costumbres, la manera de pensar y la manera en que nació la patria son cosas tan diferentes para los haitianos y dominicanos que creo, que lo único que tenemos en común es que vivimos en Quisqueya, Babeque, Haití, República Dominicana, Santo Domingo, Bohío, la Española, la Hispaniola o como quiera usted llamarle.

El pueblo de Haití es y ha sido un pueblo sojuzgado desde su génesis.  A mediados de siglo XVIII Haití era una colonia francesa con 300mil esclavos negros que eran gobernados por solo 12mil blancos y mulatos libres.

El 14 de Junio de 1791 en una ceremonia Vudú se da inicio a la idea que consumaría, muchos años después, la independencia del empobrecido país con François Dominique Toussaint-Louverture como líder, mentor y guía que valientemente dirigió la revolución haitiana con sagacidad, enfrentando a españoles, ingleses y franceses, hasta su captura, destierro y muerte en Francia.

En 1803, Jean Jacques Dessalines vence definitivamente a las tropas francesas en la batalla de Vertierres y el 1 de enero de 1804 declara la independencia de Haití, proclamándose emperador.

Dessalines y los demás líderes de la naciente República Haitiana cometieron un error que, para este humilde escribidor, ha sido el origen de su desgracia: LA NEGACION DE SU REALIDAD Y LA ENTREGA DE SU GOBIERNO A LA INTELECTUALIDAD HAITIANA.

Haití basó su independencia y revolución en negar el idioma francés que dio origen a su independencia. Impusieron por ley un nuevo dialecto llamado creole (criollo), una religión propia y en su constitución plasmaron que ningún blanco podía tener nada en su país, mataron y persiguieron a todos los franceses y españoles que vivían en su tierra, a la vez que su política lo aisló de todo aquel que económicamente podría ayudarle a crecer como estado. Es decir, Haití concibió su independencia bajo el odio de sus líderes y no con la razón del pueblo de concebir una libertad prospera y plural donde las personas, sin distinción del color de su piel ni religión, ayudaran a crear una nación.

Atrás quedaron los años en los cuales era conocida como “La Colonia más Rica y Próspera de América” y con el cambio de colonia a país independiente, Haití se convirtió de mina de oro a mina de carbón, donde un grupo de presidentes (intelectuales, asesinos, ladrones, sacerdotes, doctores y militares) hicieron de Haití la porquería que vemos hoy, tomando cada centavo, cada idea y cada acción en hacer de este pueblo una nación de indigentes, menesterosos, desdichados y pedigüeños seres que, muy en contra del sentido común, le llaman humanos, no porque no lo sean, sino por cómo y de qué viven.

El 12 de enero del 2010, un terremoto destruye Puerto Príncipe y hace que el mundo se dé cuenta que existía un país llamado Haití; muchas oraciones y ayudas se dan a favor de los infelices haitianos, ahora más que nunca sumidos en la más extrema miseria. Sin embargo, muchas promesas se han quedado en el olvido y lo poco que les ha llegado ha sido estuprado por los mismos intelectuales que desde siempre han timoneado a Haití.

El pasado lunes 4 de abril del 2011, la comisión electoral declaró al “cómico”, “bailarín”, “músico”, “drogaticto” y “nudista” Michell Joseph Martelly  (Sweet Mickey) como el presidente electo de Haití al recibir este casi el 70% de los votos emitidos en las elecciones del  20 de marzo.

He escuchado a muchos comentaristas nacionales y extranjeros augurando un desastre para Haití con la elección de “Sweet Mickey” argumentando que este “carajo a la vela llevará al abismo y que no hará nada para lograr sacar a ese pueblo de la ignominia que viven”. Lo que se olvida a esos analistas es que han sido “políticos de carrera, intelectuales, inteligentes, militares y profesionales”  que han llevado a los haitianos al despeñadero y oquedad en que viven, es por eso que los haitianos "harrrrrrrrrtos" de esto, decidieron dar un voto de confianza al "improvisado e ignorante" Martelly.

Haití no necesita inteligentes, no necesita políticos, Haití necesita un cambio y eso fue lo que este pueblo dijo con el 67% de aprobación a Martelly. Haití no quiere intelectuales. Haití no quiere Doctores. Haití no quiere militares. Haití no quiere curas, ni sacerdotes ni nada. Haití quiere un cambio que reviva la esperanza; eso fue lo que vieron los haitianos en Sweet Mickey.
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Haití y los haitianos no pudieron hacerlo con quienes los hicieron llorar, ahora le toca el tiempo de uno que los ha hecho reir y disfrutar por muchos años. 
 Apuesto a Haití.
Apuesto a Sweet Mickey.
Apuesto a la esperanza.
Apuesto a Michel Martelly.
"Siempre digo la verdad, incluso cuando hablo mentiras"

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