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Desde que tengo uso de razón, y en diferentes épocas, he venido escuchando a diferentes personas decir y repetir la frase “Ese fue su destino” cuando un amigo, familiar o conocido ha perdido la vida mediante un hecho trágico o lamentable.
En el mes de Septiembre del año 2006 en el trayecto Cabral, Barahona ocurrió un lamentable accidente automovilístico que le cegó el futuro a un destacado y prometedor estudiante universitario Cabraleño, hecho que consterno a la familia Cabraleña.
En medio del llanto, dolor y pesar en que se encontraban sumido los familiares y amigos del fenecido, en el acto luctuoso, escuche a una persona decir la expresión: Ese fue su destino. Esta palabra nunca había sido objeto de análisis e investigación para mí como hasta ese día. Aunque debo destacar que esta palabra no tiene espacio en mí, es decir no creo, debido a que en mis frecuentes lecturas bíblicas acerca de relatos de esa naturaleza nunca he notado que se hable de dicho termino.
Algo que si la Biblia menciona en el libro de Eclesiastés es que “El tiempo y el suceso imprevisto les acaecen a todos” o dicho sencillamente que por la imprudencia de algunos nos puede suceder cualquier hecho lamentable.
Recuerdo que mí preocupación era por lo que significaba para mí, la persona que había perdido la vida, producto de una larga relación amistosa compartida en escenario estudiantil, deportivo y recreativo por lo cual entendía que no era la fecha en que debía terminar su existencia en la tierra ni tampoco la forma.
En el 1er semestre de dicho año yo terminaba la carrera universitaria y él en 2 semestres también haría lo mismo por lo que acordamos que si queríamos ejercer la Contabilidad teníamos que emigrar, al igual que otros, porque en Cabral ni en nuestra zona hay campo laboral para los futuros profesionales desarrollar lo aprendido en la universidad.
Llegaron las patronales de Septiembre de dicho año y no hubo forma de que yo conversara con el amigo hasta pasadas las fiestas que nos reencontráramos y me explicara que había estado de visita por el difícil Santo Domingo tratando de hacer espacio laboral para trasladarse a residir allí, de inmediato proseguí a darle a conocer que yo también en los próximos días estaría trasladándome hacia la gran urbe con el mismo propósito.
Corría el domingo 17 de Septiembre 2006 donde me disponía a empacar mi maleta y mi saco lleno de todo tipo de rubros y otras especies agrícolas para el consumo humano el cual les llevaría a mis familiares que residían en lo que se convertiría mi nueva morada.
Siendo las 6:00 PM de ese domingo acudí a inscribirme en el listado del autobús que haría el viaje de la madrugada a la Capital, el cual nunca me llamó provocándome la perdida de una entrevista de trabajo en el Listin Diario, y como indicando que no debía irme en la madrugada del lunes sino esperar hasta el otro día para que estuviera presente en el acto luctuoso que no me imaginaba ni quería.
Al amanecer el día lunes me encuentro con la bochornosa noticia de que protestas callejeras impedían el acceso hacia la ciudad Capital provocando que cualquier tipo de viaje programado sea suspendido.
El fatídico y desagradable lunes 18 de Septiembre 2006 en la tarde me dirijo como de costumbre hacia la cancha callejera del barrio arriba a jugar baloncesto dizque para mantener mi corpulencia y contrarrestar la obesidad. Luego de terminada la jornada deportiva de ese día me llega la desagradable noticia de que mi gran amigo Manuel Pablito había perdido la vida en un accidente automovilístico. Que noticia, ¡¡¡¡Uffff!!!!, ¿por qué a él?, ¡no puede ser!, ¡no lo puedo creer!, fueron algunas de las expresiones que de momento argumente dentro y fuera de mi.
Mientras caminaba a paso lento, en tono cabizbajo y meditando sobre lo sucedido, a solo 5 metros de distancia de donde se encontraba el cuerpo inerte del amigo, me encuentro con el amigo Aníbal Gil quien sin reparo me pregunta ¿supiste?, ¿Qué? le conteste estratégicamente, buscando que me ratificara la noticia que todavía se me hacia difícil de creer, ¡Murió “El Diablo Chukunaky!”, mote por el que varios de sus amigos le conocían.
Cuando por fin decido arribar al velatorio y finalmente acercarme al féretro y contemplar el cuerpo sin vida de mi confidente, mi cuerpo recibió una palidez vertiginosa.
“Que difícil es la vida” termine argumentando dentro de mi. Luego de unos segundos que me parecieron años, en medio de sollozos y derramamiento de lagrimas como nunca antes había derramado por alguien que no me corriera por las venas, es decir que no fuera mi familia, dije: porque a tí Manny, porque troncharle el futuro a un joven que se había forjado ser un profesional y hombre de bien en la sociedad y ayudar a sus padres que con tanto esfuerzo y sacrificio lo habían criado y educado.
Al día siguiente siendo las 4:00 P.M. salimos con rostros tristes, impotente y compungidos de dolor, familiares, amigos, compañeros de estudios, deportistas y todo aquel que le conocía, con el cortejo fúnebre hacia el Complejo Deportivo Multiuso donde tantas veces compartimos con Manuel jugando Basketbol escenario que el nunca imaginó se utilizaría para celebrar un acto luctuoso en su memoria.
En el acto fúnebre todos los familiares y amigos decidieron a unanimidad de que éramos la persona indicada para pronunciarnos ante los presente y hablar sobre lo que fue la vida de nuestro gran amigo Manuel Pablito, orden que acatamos inmediatamente. Como tenia que ser, iniciamos un largo y tendido panegírico recordando a los presentes la trayectoria de vida del joven estudiante en la que mencionamos, entre otras cosas, las cualidades de buen hijo, buen hermano, buen amigo, buen deportista, buen estudiante, joven respetuoso, disciplinado, siempre apegado a los valores ético, morales y sociales, su buen vivir le permitió que sea querido por todos sus familiares, profesores y por toda aquella persona que le conoció en la sociedad Cabraleña. El modo de vida decorosa y sin ofensa alguna de este joven dejo un ejemplo digno de imitar para los demás jóvenes del pueblo.
Por ultimo llamamos a los presente a que hicieran un minuto de silencio en memoria de Manuel, gesto nostálgico que de inmediato se acató, por lo que proseguimos a decir: “Que Dios te acoja en su santo seno Manuel, porque si es cierto que los buenos van al cielo él te dará tu espacio porque nunca le hiciste mal a nadie.” Finalmente terminamos diciendo que Manuel debió tener una mejor suerte, pero que por la inexperiencia choferil y la imprudencia de alguien hoy sufrimos esta lamentable e irreparable pérdida.
Finalizado el acto luctuoso en el Complejo Multiuso, con gesto solidario y lleno de impotencia nos trasladamos hacia el campo santo del municipio a darle el último adiós al querido e inolvidable amigo Manuel Pablito.
"Siempre digo la verdad, incluso cuando hablo mentiras"
1 cometarios:
gracias elizer por tener prensete a una persona que la ame como un verdadero hermano el cual siempre lo eh considerado estando en vida y no estando gracias por tus palabras y buen aporte a una persona que siempre la recordare en todos los buenos y malos momentos que estuvimos juntos y compartimos en la vida att: enyel constantino
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