Anécdotas Cabraleñas XI

El Guapo Cabraleño.

Luisito Cavallo, a que le huyes????

En todos los rincones del país, se reconocen las destrezas amatorias de los cabraleños y su internacionalmente probada capacidad viril, complementada con el alto nivel de verborrea para diligenciar la conquista de féminas tanto en su lar nativo como en los distintos pueblos de la geografía nacional.

Pero hay tres cosas esenciales que identifican al hombre del pueblo de las Cachuas: su gran amor por las hembras del asno, la capacidad de no parar cuando comienzan a beber y, sobre todo la tesis que decía mi padre: No hay cosa más guapa que un Cabraleño.

Uno de esos hombre-macho-masculino del pueblo de las cachuas, visitaba continuamente al pueblo de Cristóbal. Como cazador furtivo de damiselas, iba nocturnamente a esa comunidad en busca de víctimas; continuamente hacía demostraciones de valor, se jactaba de ser un espadachín y se ufanaba de su destreza en el manejo del cuchillo; siempre se hacía acompañar de un largo lengua e mime de 24 pulgadas, al que apodaba Muñeco.

Una de esas noches, había ido detrás de una hembra residente en Santo Domingo, que estaba de visita donde uno de sus amigos; eran las patronales de Cristóbal, del año 1976. El Guapo cabraleño tenía dos días consumiendo sin parar en el bar. Cual cantina del viejo Oeste, ese burdel lo visitaban los hombres más guapos de la región. El representante Cabraleño, era sin dudas el más temido por los lugareños, y por su lacia cabellera el más admirado por las mujeres de esa comunidad.

A la una de la madrugada, en plena conquista de su nueva hembra, repentinamente se produjo un apagón, la música paró, se escuchaban los gritos de los botellazos y puñaladas dentro del bar; decenas de mujeres corrían a refugiarse debajo de las mesas, y los hombres se detrás de la cantina.

El guapo cabraleño salió a mil por la puerta, todos se sorprendían de ver a esta leyenda viviente correr despavorido por la calle principal del pueblo; a 50 metros ya lejos del bar, éste vio que la gente de Cristóbal sorprendidas lo observaban corriendo del rebú; se paró sacando a la luz de la Luna a Muñeco, su inmenso lengua e mime, miro a los dos lados y se auto preguntó voceando: Coñooo Luisito C. a que le huyes??????, Y luego de unos segundos él mismo se respondió: ah, a la Cuenta!!!!

Elmer González.

El Patriota Sin Miedo!

"Siempre digo la verdad, incluso cuando hablo mentiras"